“…pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.” (Hebreos 3:6 RVR1960)
Hay un sin fin de modelos de casas: pequeñas, grandes, diminutas, inmensas, etc.
Pero aquí no hablamos de una casa hecha con mano de hombre, habla de que “nosotros” somos la casa.
Y esto me recuerda ese cuento tan famoso de “Los tres cerditos”, que construyeron sus casas de diferente material, para salvaguardarse del lobo; para unos no importaba el material. No desconocemos el final ¿no es cierto?
Pero nosotros tenemos qué ver cómo edificamos nuestra casa; como lo dice en esta palabra:
“Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica.” (1 Corintios 3:10 RVR1960)
¿Qué clase de casa estamos levantando? Te voy a nombrar sólo algunas, las otras Dios te las irámostrando:
CASA REBELDE
“Hijo de hombre, ¿no te ha dicho la casa de Israel, aquella casa rebelde…” (Ezequiel 12:9 RVR1960)
Una casa que aparenta ser cristiana pero sólo es la fachada. Pues el interior encierra un corazón de piedra y rebelde. Hablamos el lenguaje cristiano pero nuestro espíritu está muy alejado de la verdad, venimos todos los domingos al templo, levantamos las manos, pero cuando nos enojamos en nuestra casa, soltamos toda clase de palabras.
CASA DIVIDIDA
“Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer.” (S. Marcos 3:25 RVR1960)
¡Cuántas casas no están en esa condición!
Sólo se respira amargura, orgullo, prepotencia; se apoya en su propia prudencia, “ yo tengo la razón”, y todo gira a través de sí mismo.
Cada uno jalando para su lado sin ceder, pues todos quieren el mando y el poder. Pero ¿cuál será el fin de esta casa?
“Mas él, conociendo los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado; y una casa dividida contra sí misma, cae.” (S. Lucas 11:17 RVR1960)
Sí, va a caer, pues está hecha de paja, como la del cuento.
“¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía!…Porque allí envía Jehová bendición, Y vida eterna.” (Salmos 133:1-3)
Una casa dividida es asolada, destruida, no prevalece. Mejor es construir sobre armonía, gozo, alegría,unidad, respeto, amor, comprensión, apoyo.
Porque cuando todas estas verdades se juntan habrá bendición. ¡Otra casa edificada con paja!
CASA DESIERTA
“Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa.” (Hageo 1:9 RVR1960)
Esta casa está llena de egoísmo. Todo lo que hacemos es para nuestro deleite. Nos ocupamos quizá en el exterior, yendo al gimnasio, comiendo saludable, que por supuesto es bueno, pero, ¿y nuestro interior?
Si me conviene lo hago, si no, pues no, no importa. Lo único que deseo es satisfacer mi propio YO.
A Dios, solamente lo necesito cuando requiere la situación y después hasta la siguiente dificultad. “Él la disipará de un soplo”. ¿Por qué? ¡Porque fue construida con paja!
CASA DE PAZ
“En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa.” (S. Lucas 10:5 RVR1960)
¡Cuánto anhelamos la paz interior! Es incalculable, todos la deseamos. ¿La puedes comprar? No.
Sólo hay una manera de obtener la verdadera paz: entrando en la presencia del Señor, construyendo con material divino, material que no se apolille.
¡Qué ambiente se respirará, cuánta gente querrá habitarnos, pues vendarán tormentas, vientos, pero no se moverá, pues se construyó sobre cimiento fuerte!
La casa de paz, es una casa segura, no depende de lo que tiene sino depende de quien la ha diseñado y en dónde está fundamentada, cimentada.
CASA DE ORACIÓN
“…y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada.” (S. Mateo 21:13)
Porque esta casa estará fundada sobre la roca. Llena de confianza, fe, paz, seguridad, llena de luz, llena de esperanza, que aunque haya tinieblas alrededor, estará confiada, porque sus tinieblas serán alumbradas por la luz del Altísimo.
Una casa que todos llegarán deseando habitarla al instante. Una casa la hace la decoración interior ¿no es cierto?
Pues cuidemos muy bien nuestra decoración en nuestro interior. No nos podemos dejar robar por el enemigo, ni demos lugar al diablo.
“Cuando el hombre fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que posee. Pero cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín.” (S. Lucas 11:21-22 RVR1960)
“Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo, dice: Volveré a mi casa de donde salí. Y cuando llega, la halla barrida y adornada. Entonces va, y toma otros siete espíritus peores que él; y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero.” (S. Lucas 11:24-26 RVR1960)
Cuidemos nuestra casa, escojamos la mejor decoración interior que tiene el Espíritu Santo y seamos una casa fuerte que ningún soplo la derribe.
Construyendo como dice este pasaje:
“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe.” (1 Pedro 5:8-9 RVR1960)
“Dios no mira tanto lo de afuera, que es tan fácil de maquillar o falsear. Él mira más lo de dentro, allí donde somos lo que somos”.
Él nos desea, y de una manera especial, sin maquillaje, sin máscaras. No adornes tus palabras.
“No finjas ni actúes. Tan sólo siéntete como en casa conmigo. Sé real. Mi casa es tu casa”.
¡Que no nos suceda lo del cuento!
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