¡Victoria sobre la adversidad!

Por Staff

A través de la historia de la Biblia, todos los grandes hombres de Dios, pasaron adversidades, pero cada una de ellas trajo a sus vidas grandes victorias, las cuales son también nuestras victorias. 

 

Vemos la vida de José: fue vendido, fue rechazado por sus hermanos, pasó tiempo en la cárcel, lo acusaron en forma injusta, estuvo mucho tiempo lejos de su familia, pero al final toda la adversidad que se había volcado en su vida terminó en una victoria excepcional.

 

“Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros.” (Génesis 45:4-5 RVR1960)

 

Dios estuvo con José en todas sus aflicciones y pruebas, y él pasó con paciencia y esfuerzo todas las adversidades, que gracias a ello, nosotros podemos ver su victoria y tomarla como nuestra. ¡Sí se puede!

 

Y qué podemos decir de Esther, que fue llevada a palacio, apartada de su único pariente Mardoqueo. Pero aún al palacio llegó la adversidad: Amán el malvado, por envidia hace que el rey decrete muerte a todos los judíos, la raza de la que Ester provenía.

 

Ella expone su vida ante el rey, pues si no era llamada por su marido el rey, el castigo era muerte, pero no le importó, ya que lo que motivaba a Ester a seguir adelante era salvar a su pueblo. Con toda sabiduría y con peligro de perder su vida se enfrenta al rey. Y tiene una gran victoria. 

 

“Todos los siervos del rey, y el pueblo de las provincias del rey, saben que cualquier hombre o mujer que entra en el patio interior para ver al rey, sin ser llamado, una sola ley hay respecto a él: ha de morir; salvo aquel a quien el rey extendiere el cetro de oro, el cual vivirá; y yo no he sido llamada para ver al rey estos treinta días. Ve y reúne a todos los judíos que se hallan en Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente, y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca.” (Ester 4:11, 16 RVR1960)

 

Pasó una adversidad tremenda pero al haber enfrentado al rey a pesar del edicto, Ester tuvo una gran victoria: el pueblo judío se salvó de ser exterminado. Y hasta el día de hoy se celebra Purim, una fiesta donde todo judío agradece por la vida; y recuerdan todo lo que la reina Ester hizo para salvarlos.

 

¡Y qué decir de David!

Y David, perseguido por Saúl, por motivos de envidia. Fue tiempo de peligro de muerte, pero al pasar por esta adversidad con perseverancia y confianza en Dios, obtuvo la victoria.

 

“Yo estoy afligido y menesteroso; Desde la juventud he llevado tus terrores, he estado medroso. Sobre mí han pasado tus iras, Y me oprimen tus terrores. Me han rodeado como aguas continuamente; A una me han cercado. Has alejado de mí al amigo y al compañero, Y a mis conocidos has puesto en tinieblas.” (Salmos 88:15-18 RVR1960)

 

Sabiendo que él iba a ser el rey desde joven, no alardeó, sino que esperó el tiempo de Dios. Pasó muchos años huyendo de Saúl para proteger su vida; pero al final cuando al fin es rey se convierte en el rey más conocido y victorioso de Israel.

 

Como podemos ver, en cada una de estas historias, cuando la adversidad tocó a la puerta, Dios salió al encuentro, y les dio el triunfo sobre la adversidad.

 

Recuerda esta palabra:

“No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.” (Hebreos 10:35-36 RVR1960)

Comentarios

Más devocionales