¿Qué hacer?

Por Staff

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, …” (Gálatas 5:22 RVR1960)

 

Pues como dice Eclesiastés, hay tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar, tiempo de quedarnos en casa, tiempo de aprovechar el tiempo en todos los sentidos:

Con la familia, por supuesto, con los hijos, con uno mismo; pero sobre todo, tiempo de buscar a Dios, mientras pueda ser hallado.

 

Y ahora es tiempo de quedarnos en casa, con los niños gritando, mas una lluvia interminable de malas noticias, etc. Nuestras emociones se desbordan ¿no es cierto?

 

Y damos gracias a Dios porque Él nos las dio para protección: El temor, por ejemplo, para guardarnos de las cosas que nos pueden hacer daño. Pero no para vivir amedrentados.

Dice la Palabra: “…airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre tu enojo.” (Efesios 4:26)

 

Todas y cada una de nuestras emociones en esta contingencia pueden ser peligrosas si no tenemos control de ellas.

 

Todas ellas están puestas para expresar lo que sentimos, pero ahora más que nunca debemos de pedir al Espíritu Santo que nos ayude a tomar control de ellas.

 

Los expertos en la materia nos aconsejan que hagamos nuestra rutina diaria, ahora que nos toca quedarnos en casa, que nos vistamos como si estuviéramos en el trabajo, no te quedes con la pijama puesta todo el día. Y otras cosas más para evitar que tus sentimientos se desborden.

 

Es tiempo que otras emociones que quizá estaban dormidas afloren en este tiempo, como el amor.

 

¿Por qué no tomar tiempo y hablar por teléfono con personas con las que no has hablado en mucho tiempo y les muestras el amor de Dios?

 

Ahora más que nunca, en medio de esta tormenta, es necesario tener paz:

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (S. Juan 16:33 RVR1960)

 

¿Qué quiere decir EN MÍ TENGÁIS PAZ? Poner los ojos en Cristo; en Sus palabras, en Sus promesas. Aferrarnos a Él.

¿Y qué de practicar la bondad con los que sabes que necesitan, en medio de nuestra necesidad también?

 

Creo que empezamos a sentir lo que Noé sintió en el arca ¿verdad?

Me imagino que las emociones estaban a flor de piel, como ahora con nosotros. ¿Por qué no pedir ayuda al Espíritu Santo, que traiga una fresca unción de Su fruto en esta situación, para que surja lo mejor de cada uno para los que nos rodean, nuestra familia, que la tenemos ahora las 24 horas; que experimenten el gozo, la paz, la bondad, la paciencia, en medio de esta tormenta; y sobre todo que nuestra fe no falte?

 

¿De dónde vendrá mi socorro? ¡Alzaré mis ojos a los montes!  Mi socorro viene de JEHOVÁ.

 

ORACIÓN: Llévanos a la roca que es más alta que nosotros, Señor, porque TÚ HAS SIDO NUESTRO REFUGIO, NUESTRA TORRE FUERTE, NUESTRO ESCUDO, NUESTRO PROVEEDOR, NUESTRO AMPARO…

Ayúdame a controlar mis emociones para no hacer daño a mi familia, y también para que tu fruto, en este tiempo, bendiga a mi familia. En el nombre de Jesús. ¡Amén!

Comentarios

Más devocionales