¿Preferencias o principios?

Por Staff

«Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.» (Daniel 1:8 RVR1960)

 

¿Cómo vivimos el cristianismo, bajo preferencias o bajo principios?

 

¿Cómo son nuestras convicciones?

Quizá en nuestros días podemos asistir al templo por tradición, como he comentado en varias ocasiones, o vamos porque estamos viviendo bajo los principios de Dios.

¿Cómo vive la juventud cristiana, cómo vivimos en familia? ¿Bajo preferencias o bajo convicciones con principios?

 

La vida de Daniel impacta, pues se cree que él contaba con alrededor de 17 años cuando el rey Nabucodonosor lo llevó cautivo junto con otros jóvenes.

Seguramente que este rey llevó más jóvenes cautivos a su reino; aparte de Daniel, Azarías, Misael y Ananías; jóvenes que no sólo destacaron por su inteligencia, linaje real, sabiduría, sin tacha alguna, de buen entendimiento, de buen parecer, sino por sus CONVICCIONES CON PRINCIPIOS.

Para Daniel y estos jóvenes hubiera sido fácil vivir en palacio, dado su linaje, pero él sabía que lo ofrecido por el rey era ofrecido a sus dioses; y él propuso no transgredir sus principios por sus preferencias.

 

Y pidió al jefe de los eunucos cambiar sus alimentos: «Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber.» (Daniel 1:12 RVR1960)

 

Y de la manera como pidió Daniel así se hizo. Dios dio gracia a Daniel con el jefe de los eunucos. ¿Por qué? Porque él vivía bajo PRINCIPIOS Y NO BAJO PREFERENCIAS.

 

¿Y qué de la reina Esther? Cuando el terrible Amán manda matar al pueblo de Israel, ella estaba en palacio, el rey la amaba de tal manera que hasta la mitad de su reino le ofreció, pero ella tuvo que decidir por sus convicciones con principios a seguir disfrutando de la vida en palacio, y dejar que mataran a su pueblo.

Sus principios pesaron más que sus preferencias con esta frase: “SI PEREZCO QUE PEREZCA”. Dios salvó a todo su pueblo y lo favoreció con paz.

 

¿Qué pesa más en nuestra vida, lo que queremos para ser aceptados, o nuestros principios que nos llevarán a la vida eterna?

 

¿Qué prefieres, pagar un soborno de doscientos pesos o una multa de dos mil pesos? Una vida con principios pagará por su error ¿no es cierto?

¡Hoy en día es tan fácil cambiar nuestras convicciones por nuestras preferencias!

¿Por qué? No quiero que me rechacen, quiero pertenecer a un grupo; quiero seguir conservando mi trabajo, aunque me pidan mentir; prefiero guardar mi imagen, no importa si pisoteo mis principios. Y la lista continúa.

 

Daniel vivió bajo el reinado de cuatro reyes, y bajo los cuatro, Dios le dio gracia, poder, sabiduría, entendimiento, inteligencia para ser consejero de todos estos reyes.

¿Qué movió la mano de Dios a favor de Daniel? Esta frase nos da la respuesta: «porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco.» (1 Samuel 2:30 RVR1960)

 

CUANDO NOS REGIMOS POR PRINCIPIOS SABEMOS QUÉ RESPONDER. CUANDO NOS REGIMOS POR PRINCIPIOS ÉSTOS NOS PROTEGEN.

 

¿CÓMO VIVES TU VIDA, BAJO PREFERENCIAS O BAJO PRINCIPIOS?

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