¡Él no da respuesta porque Él es la respuesta!

Por Staff

“Ahora sé Señor que tú no das respuesta, porque tú eres la respuesta”. -C. S. Lewis

 

Desde que existimos, el hombre siempre hemos estado buscando respuestas a nuestras preguntas; cuando llegamos al evangelio lo seguimos haciendo pues es nuestra naturaleza.

 

Sólo cuando llegamos a una profundidad de conocimiento de Dios, todas nuestras preguntas las buscaremos en Su Palabra, de la misma manera que lo hicieron los grandes personajes de la Biblia.

 

Definitivamente esta es una gran verdad: ¡Él es la respuesta! Alguien que lo sabía perfectamente bien era el rey David, lo expresaba en cada uno de sus salmos.

 

Podemos leer:

“Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte; Para que no diga mi enemigo: Lo vencí. Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara. Mas yo en tu misericordia he confiado; Mi corazón se alegrará en tu salvación. Cantaré a Jehová, Porque me ha hecho bien.” (Salmos 13:3-6 RVR1960)

 

¿Dónde buscaría David la respuesta? Solamente en Su Palabra, él lo sabía bien.

 

Dice la Palabra:

“Del hombre son las disposiciones del corazón; Mas de Jehová es la respuesta de la lengua.” (Proverbios 16:1 RVR1960)

 

José, también sabía dónde buscar cuando le exigían una respuesta:

“Respondió José a Faraón, diciendo: No está en mí; Dios será el que dé respuesta propicia a Faraón.” (Génesis 41:16 RVR1960)

 

¡JESÚS ES LA RESPUESTA!

 

Cuándo nos encontramos en caminos con bifurcaciones, Él nos dice:

¡YO SOY EL CAMINO!

 

Cuando la economía del país y de nuestro hogar está quebrantada, Él nos dice:

¡YO SOY TU PROVEEDOR! 

 

Cuando pasamos por aflicción y angustia, Él nos dice:

¡YO SOY TU CONSUELO!

 

Cuando estamos en camino de muerte, Él nos dice: 

¡YO SOY LA VIDA!

 

Cuándo nos sentimos solos, Él nos dice:

¡YO SOY TU AMIGO!

 

Cuando hay tantas voces a nuestro alrededor y no sabemos cuál es la verdad, Él nos dice:

¡YO SOY LA VERDAD!

 

Cuando la enfermedad toca a nuestra puerta, Él nos dice: 

¡YO SOY TU SANADOR!

 

Cuando estamos en peligro de muerte eterna, Él nos dice: 

¡YO SOY TU SALVADOR!

 

Cuando queremos ofrecer sacrificios ignorando que Él ya lo hizo, nos dice:

¡YO SOY TU CORDERO!

 

Cuando estamos en el lecho de muerte, Él nos dice:

¡YO SOY LA RESURRECCIÓN! 

 

¡NOMBRE SIN IGUAL!

 

¡ÉL NO DA RESPUESTA PORQUE ÉL ES LA RESPUESTA!

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