¡Muda mis tiempos!

Por Staff

“Porque he aquí ha pasado el invierno, Se ha mudado, la lluvia se fue; Se han mostrado las flores en la tierra, El tiempo de la canción ha venido, Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola.(Cantares 2:11-12 RVR60)

 

¿Qué es mudar? Es variar, cambiar; dejar algo que antes se tenía y tomar en su lugar otra cosa. Ponerse otra ropa o vestido, dejando el que antes se llevaba puesto.

 

Sales a un viaje y dices: “Me voy a llevar tres mudas”. Quiere decir tres cambios de ropa. Me gustaría tomar este sentido, el de cambiar la vestimenta.

Eso es lo que hace Dios en un cambio de temporada. La viste de otro color. De un gris a un bello color arco iris.

 

¿Qué es lo que hacemos en cambio de temporada? Pues cambiamos de ropa. En invierno, más arropados, en verano más ligeros. Hay temporada de primavera, de verano, temporada de otoño y temporada de invierno. Así también en nuestra vida “hay diferentes temporadas”.

 

Como dice en Eclesiastés: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras(generalmente se interpreta como la acción de un enemigo que esparce piedras por el campo para hacerlo estéril, y la reacción del dueño del campo que las recoge para que el cultivo no se dañe)tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?” (Eclesiastés 3:1-9 RVR60)

 

Como vemos en este pasaje, hay temporadas, hay espacios, hay tiempos. Así como hay tiempo de frío, hay tiempo de calor; hay lluvias como también hay sequías; hay tiempos de mala racha, y hay tiempos de abundancia.

 

Un tiempo o una temporada no es para siempre. Todo tiene su tiempo.

 

¿Cómo nos veríamos en verano con abrigo o con un traje de solapa ancha? ¡Estaríamos fuera de moda! La moda tiene temporadas; así también nuestra vida.

 

La gran diferencia es ésta: ¿Cómo vivimos cada temporada? ¿Con qué actitud la enfrentamos? ¿Recibimos lo que trae en sí? ¿Le ponemos buena cara? ¿Cómo la enfrentamos?

 

Dios nos da la oportunidad de cambiar de ropaje. A todos, hombres y mujeres, nos gusta cambiar el guardarropa ¿No es cierto? ¡Cuánto más lo que hay dentro nuestro!

 

SABIENDO UNA COSA: QUE CADA AÑO DIOS MUDA LAS ESTACIONES, PERO VEMOS SU FIDELIDAD EN CADA CAMBIO.

 

¡Es tiempo de cambiar nuestros vestidos! Entremos en otra temporada. El invierno ya pasó. Mudemos lo arropado (tristeza, ofensas rencores…) por lo ligero.

 

¿Quieres ver el fin de la tormenta? ¿Cambiar las tinieblas en luz? ¿La sequía por lluvias? Él lo puede hacer: “He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.” (Isaías 43:19 RVR60)

 

Él es el Dios que todo lo puede y que muda nuestros tiempos, de tierra seca a ríos en la soledad. ¡Aleluya!

 

¡MUDEMOS NUESTRO VESTIDO Y ÉL MUDARÁ NUESTROS TIEMPOS!

 

ORACIÓN: Padre, una sola cosa sé: Que mis tiempos están en Tus manos; Tú hiciste la primavera, el verano, el otoño y el invierno. Tú creaste cada temporada. Y cada una trae consigo un paisaje nuevo. Muda mis tiempos, muda mi temporada. Quiero despojarme de lo arropado de mi vestimenta: rencor, pensamientos negativos, amargura, desamor, egoísmo, orgullo… y vestirme de una nueva temporada más ligera. Gracias porque Tú mudas mis tiempos. Amén.

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