“Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija.” (Marcos 7:28 y 29 RVR1960)
“…Por haberme respondido así, puedes irte tranquila; el demonio ha salido de tu hija.” (Nueva Versión Internacional)
Para una madre no hay impedimentos para salvar a un hijo. Esta mujer se acercó a Jesús sin importar lo que culturalmente los separaba del pueblo judío y griego. Pueblos que por siglos habían disputado la tierra.
Imagínate TODO, y lo escribo en mayúsculas, ya que es sobremanera importante resaltar lo que representaba: Al enemigo. Pero nada de eso importó a la mujer, ella iba por la sanidad de su hija y la obtuvo.
Ella le ruega salvar a su hija de un demonio; y mira la respuesta: “No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos.” (v. 27) ¿Cómo? ¡Qué respuesta tan fuerte le da Jesús!
Pero a ella parece no importarle, ella ha escuchado que Jesús sana y salva, y ella va por la sanidad de su hija; y continúa diciendo sin hacer caso de la respuesta y le responde: “Sí, Señor, pero aun los perrillos, debajo de la mesa comen”.
Ella continuó insistiendo. Pues sabía quién era Él y que tenía autoridad para libertar a su hija.
¿Qué fue lo que movió la mano de Jesús para hacerle el milagro? Pues creo que algo que tomó en cuenta Jesús fue el valor de esta mujer al desafiar a la sociedad, pues era extranjera y, además era mujer, y en esa época las mujeres eran consideradas: “Nada”.
Otra característica: No tomó en cuenta lo negativo; al contrario, lo utiliza, aún humillándose ella misma al decir: “…aun lo perrillos comen de las migajas de los hijos”.
Jesús, se dio cuenta que no importaba la respuesta que Él diera, ella seguiría insistiendo ya que sabía y reconocía Su poder; así que Jesús le dijo: “COMO TÚ DIGAS”.
¿O sea que, si nosotros le pedimos a Dios se va hacer como nosotros queramos? Pues si seguimos el ejemplo en nuestra vida de esta mujer, de cómo se enfrentó a una sociedad, a una cultura que denigraba a la mujer, y que además representaba al enemigo del judío; y otra cosa importante que hizo esta mujer: No escuchar las voces negativas, entonces creo que Jesús nos dirá: “Se hará como tú digas”.
No es que en nuestros días sean completamente iguales; pero Él vio la determinación, vio su coraje, no escuchó lo negativo.
Creyó, porque sabía que Jesús tenía el poder y la autoridad para hacerlo y recibió su milagro. ¡Aleluya!
Seguramente que si hacemos lo que hizo esta mujer también escucharemos de parte del Señor: ¡“SE HARÁ LO QUE TÚ DIGAS”!
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