“La posteridad le servirá; Esto será contado de Jehová hasta la postrera generación.” (Salmos 22:30 RVR1960)
Francamente estas generaciones no la tienen tan fácil; con tantas distracciones, tantos campos de influencias (malas influencias).
Con pensamientos tan perturbadores para ellos, una sociedad en decadencia, donde cada vez el núcleo de la familia va perdiendo fuerza y y los integrantes son más individualistas, sin interactuar entre ellos, cada quien en su rincón, cada quien con su teléfono, “acercando a los que están lejanos y alejando a los que están cercanos”. Realmente es difícil para ellos esta época que les ha tocado vivir.
Anteriormente, en nuestra sociedad había familias con principios que podían frenar la influencia de ésta; pero ahora, sin estos principios y el ritmo tan vertiginoso que nos abruma, esta generación no sabe hacer un alto y reflexionar ni sobre su propia vida.
Por eso es necesario que los adultos cristianos nos levantemos y enseñemos lo que hemos aprendido, tal como lo dice la Biblia:
«Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes; presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, …» (Tito 2:3-7 RVR1960)
El día de hoy necesitamos gente con principios, padres comprometidos con Dios a enseñar lo correcto. Jóvenes prudentes.
Tenemos que dejar huella en nuestras generaciones, debemos dejar principios que los protejan, para que ellos a su vez enseñen a sus hijos hacer lo correcto; “Ya que el que tiene principios sabe cómo responder”.
Antes de pasar la estafeta a la siguiente generación, asegúrate que Dios sea su temor, que sus convicciones estén bajo principios, y sea su estandarte.
Nuestra generación está obligada a enseñar a las siguientes generaciones, hacerlas fuertes, pues no sabemos qué les va a tocar vivir. Y que su fundamento esté basado en la Palabra de Dios y en las promesas del Señor con vida eterna.
«Generación a generación celebrará tus obras, Y anunciará tus poderosos hechos.» (Salmos 145:4 RVR1960)
Que nuestras generaciones levanten el nombre del Señor en alto, porque ese es nuestro legado.
“PASEMOS LA ESTAFETA CON PODER Y TEMOR”
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