“Todos esperamos que se acuerden de nosotros en multitud de ocasiones en la vida, incluso en los epitafios. Acordar y recordar son dos palabras preciosas. Proceden de la palabra latina “cordis”, que significa “corazón”. Así, “acordar” significaría “próximo al corazón”, es decir, “unir los corazones”.
Del lat. *accordāre, der. de cor, cordis ‘corazón’. Entonces la palabra ACORDAR, ¡no es solamente “traer a la memoria”, va más allá el sentido, tiene qué ver con el corazón! ¡Que tremendo!
¡Qué sorpresas nos damos al conocer el origen de las palabras y qué impacto tendrá en nuestra vida cuando se trata de la Palabra, de la Palabra de vida!
Enseguida compartiré algunos pasajes donde en las Escrituras se menciona la frase “Dios se acordó”:
“Dios se acordó entonces de Noé y de todos los animales salvajes y domésticos que estaban con él en el arca. Hizo que soplara un fuerte viento sobre la tierra y las aguas comenzaron a bajar.” (Génesis 8:1 NVI)
“DIOS SE ACORDÓ…” Aquí el acordarse sólo enfatiza Su fidelidad para con Noé, de un pacto y una promesa que Él había hecho con Noé para salvaguardar las generaciones a través de él.
“Sí, yo confirmo mi pacto con ustedes. Nunca más las aguas de un diluvio matarán a todas las criaturas vivientes; nunca más un diluvio destruirá la tierra.” (Génesis 9:11 NTV)
Él cumpliendo Su Palabra.
Quiero hacer hincapié en que la frase “DIOS SE ACORDÓ”, no es que Él se haya olvidado de Noé, o de Raquel, o de Ana…, o de nuestras propias peticiones que le hayamos hecho, no es así; simplemente Él hace un acuerdo con el hombre y no lo olvida como dice en Su Palabra:
“¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré!” (Isaías 49:15 NVI)
O podemos mencionar también:
“Dios no es un hombre; por lo tanto, no miente. Él no es humano; por lo tanto, no cambia de parecer. ¿Acaso alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez prometió sin cumplir?” (Números 23:19 NTV)
Permíteme mencionar otras citas que incluyen la frase “DIOS SE ACORDÓ”:
“Así arrasó Dios a las ciudades de la llanura, pero se acordó de Abraham y sacó a Lot de en medio de la catástrofe que destruyó a las ciudades en que había habitado.” (Génesis 19:29 NVI)
“Fue así como ella quedó embarazada y dio a luz un hijo. Entonces exclamó: «Dios ha quitado mi desgracia».” (Génesis 30:23 NVI)
“Al día siguiente madrugaron y, después de adorar al Señor, volvieron a su casa en Ramá. Luego Elcaná se unió a su esposa Ana, y el Señor se acordó de ella. Ana concibió y a su debido tiempo dio a luz un hijo, al que le puso por nombre Samuel, pues dijo: «Al Señor se lo pedí».” (1 Samuel 1:19-20 NVI)
En todas y cada una de estas citas con esta frase se expresa la fidelidad de Dios, y lo más importante: “acordare cordial corazón, es nada menos que Él une Su corazón al nuestro en cada una de nuestras peticiones con la misma intensidad o más de entender nuestro dolor y deseo, y darnos el fin que buscamos.
Y vuelvo a hacer hincapié con esta Palabra:
“¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré!” (Isaías 49:15 NVI)
“SE ACORDÓ DIOS…” no es más que la unidad de Su corazón con el nuestro en todo lo que vivimos.
Es mostrar Su fidelidad a Sus hijos. Es cumplir con cada promesa que Él nos ha hecho en nuestra vida. Porque Él es un Dios de Pactos y los cumplirá.
“Reconoce, por lo tanto, que el Señor tu Dios es verdaderamente Dios. Él es Dios fiel, quien cumple su pacto por mil generaciones y derrama su amor inagotable sobre quienes lo aman y obedecen sus mandatos.” (Deuteronomio 7:9 NTV)
Dios es un Dios de pactos:
“Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones;” (Deuteronomio 7:9 RVR1960)
“Después de la cena, tomó en sus manos otra copa de vino y dijo: «Esta copa es el nuevo pacto entre Dios y su pueblo, un acuerdo confirmado con mi sangre, la cual es derramada como sacrificio por ustedes.” (Lucas 22:20 NTV)
¡Y nada menos que con su sangre preciosa! ¡Él cumple Sus promesas y no fallará a ninguna!
Recuerda siempre esta frase: “DIOS SE ACORDÓ…”
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