¿Y el tuyo?

Por Staff

“He encontrado en David, hijo de Isaí, a un hombre conforme a mi propio corazón; él hará todo lo que yo quiero que haga.” (Hechos 13:22)

 

Cuando mueren, algunas personas escriben, o dejan una frase para ponerla en su tumba, una frase que pase a la posteridad, que se recuerde para siempre; se llama “EPITAFIO”.

 

Un epitafio es una frase que quedará plasmada para la eternidad, y en la mayoría de las casos refleja la vida de la persona.

 

A través de los años, algunas celebridades, tanto del medio del espectáculo, literatura, y, en general, han pasado a la historia no sólo por sus obras, sino por las últimas palabras que quisieron dejar en la vida de sus familiares, amigos, y seguidores.

El de David podría decir: “UN HOMBRE CONFORME A MI CORAZÓN”.

¿Cuál sería el tuyo? ¿Qué legado dejaremos de nuestra vida?

 

El de Adán podría ser: “Perdí todo por escuchar a mi esposa”.

El de Sansón sería: “Perdí toda mi fuerza sin cumplir mi propósito en la vida”.

El de Saúl sería: “Mi reino no fue duradero por mi desobediencia”.

 

Ahora, no estoy diciendo que te preocupes por lo que vas a pedir que escriban en tu tumba, no.

Es que, ¿por qué no preocuparnos en vivir una vida recta y agradable para con Dios, nuestra familia, nuestros amigos y nuestro entorno. Y que sea la gente la que pueda decir que hemos sido de bendición y dejar un legado de buen ejemplo?

Esa debe de ser una preocupación para disfrutar y vivir una vida plena en Dios, y que Él sea glorificado.

¿Por qué no dejar algo que pueda impulsar a otros a una vida agradable y con Dios?

Y ver en nuestro epitafio: “Aquí yace… un hombre (o una mujer) que sirvió a su generación conforme al corazón de Dios.”

David dejó un gran ejemplo hasta nuestros días y su vida se quedó plasmada en la Palabra de Dios.

¿Y el tuyo que dirá?

Comentarios

Más devocionales