“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16)
Ya llegó diciembre, un mes tan esperado por grandes y chicos, tiempo de convivencia, de fiestas, de regalos, de alegría, de bondad, etc. Pero antes de comenzar las fiestas quisiera que reflexionemos sobre este tiempo, sobre el verdadero significado y todo lo que representa para nuestra vida.
Antes de comenzar a celebrar tenemos qué conocer el centro de esta celebración. Permíteme decir algunas cosas importantes antes de comenzar a celebrar por celebrar. Cosas que seguramente cambiarán para siempre el sentido de las fiestas.
Hubiéramos podido comenzar de tantas maneras, por ejemplo: “Nos ha nacido un rey” u “Hosanna en las alturas” o “Encontrarás un niño en un pesebre”. Hay tantas maneras de expresar este tiempo de Navidad, este tiempo tan especial. Este tiempo en el que debes saber que algo más glorioso sucedió un día para ti y para mí.
Esta celebración no se festeja con vino, con champaña, con baile; se celebra con un corazón lleno de gratitud y con tu propia vida.
En este tiempo Dios te recuerda que te regaló lo más preciado para Él: Su Hijo. Porque tal amor tuvo el Padre para nosotros que se despojó de Su Hijo para que tuviéramos una vida plena, una vida completa, una vida de libertad y alegría, no por el vino, sino por Su Hijo, Jesús.
La Navidad no sólo es fiesta, regalos, comida, aunque es muy bueno, tampoco lo es el nacimiento de un niño, pensando que era tan pobre que nació en un pesebre, donde criaban a los animales. ¡ABSOLUTAMENTE NO!
Significa la entrega de lo más preciado de Dios para ti: Su Hijo Jesús. Sí, nació en un pesebre, no porque fuera pobre, sino porque no había lugar en un hostal. Porque la Palabra nos dice que dejó el trono, Su posición de hijo del rey para venir y darnos libertad y vida eterna.
Por eso te quiero decir una cosa: “NO HAY NAVIDAD SIN JESÚS”
La Navidad no es sólo fiestas, recibir regalos, celebrar por celebrar. La Navidad es Dios dando a Su Hijo, como regalo más preciado, para traer paz reconciliándonos con Él mismo, para vida eterna. Por eso te vuelvo a decir: “NO HAY NAVIDAD SIN JESÚS “
Dios nos ha hecho la entrega del regalo más valioso. ¿Sabes lo que tenemos qué hacer nosotros? Sólo abrir nuestras manos como un pequeñito para recibir el regalo de Navidad. Porque “NO HAY NAVIDAD SIN JESÚS”
Si has extendido tus manos como ese niño recibiendo su regalo de Navidad, repite esta oración: “Jesús, ven a mi corazón, tú dejaste tu trono por mí, ahora quiero que tomes mi vida. Tú dejaste todo, pues ahora yo te entrego todo mi ser. Reina en mí para siempre. Porque ahora sé que “NO HAY NAVIDAD SIN JESÚS” ¡Amén!
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