¡Sólo siguieron la luz!

Por Staff

«Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.» (S. Mateo 2:1-2 RVR1960)

 

Todos hemos conocido esta historia tan fascinante de los “magos”; bueno, a nuestra manera, como nos la contaron nuestros padres o en la televisión y a través de tarjetas postales. Lo cierto es que ellos no traían los regalos a todos los niños, sino a un niño muy especial y único. No eran magos, como en la actualidad conocemos. Esta palabra está asociada al concepto de astrónomos (estudian los astros, sus movimientos y las leyes que los rigen).

 

Era gente que se dedicaba a investigar, a profundizar en la ciencia; no eran ignorantes de su entorno. Considerados eruditos, astrólogos. Lo importante es que eran personas estudiosas.

 

Habla que llegaron de Oriente, de qué país, no sabemos, pero de que tuvieron que viajar días o quizá meses, no nos cabe la menor duda.

 

Qué interesante la forma como encontraron al Rey de los judíos, siguiendo una estrella; otro dato curioso es que ellos estudiaban las estrellas, y Dios les habló a través de lo que ellos conocían ¿Interesante verdad?

Aquí viene lo importante: ellos siguieron la luz y llegaron a donde el Niño estaba.

Solamente podemos encontrar a Jesús si seguimos la luz; no podemos ver al Señor si estamos en tinieblas, si seguimos caminos en la oscuridad.

Ellos siguieron la luz.

Quiero hacer resaltar la personalidad de estos sabios, su carácter, su insistencia a perseverar hasta encontrar a su Rey. No sé si viajaban también por la mañana, puesto que la estrella que los guiaba era en la noche. Y para hacer una travesía en la oscuridad, hacía todavía más difícil el viaje; pero no desistieron, prosiguieron a buscarle para adorarle.

 

Para ellos no hubo oscuridad que los detuviera para rendir honor a su Alteza; así nosotros, en nuestras adversidades y momentos oscuros, prosigamos en fe y adoremos también a nuestro Dios, aún en lo más oscuro, siguiendo la luz.

Pienso que el viaje tan arduo hubiera podido desanimarles, pero ellos se enfocaron en esa luz brillante y no desistieron de su meta.

Perseveraron en llegar ante su Majestad y exaltarle. Ellos no desistieron, se enfocaron, siguiendo la luz.  Aún, le trajeron regalos de gran precio. No escatimaron nada con tal de reverenciar a su Soberano.

 

“Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.” (Oseas 6:3 RVR1960)

 

En los momentos más oscuros enfoquémonos en la luz y sigámosla. No desistamos aunque el viaje sea arduo, como lo hicieron estos sabios. Y en medio de cada situación adorémosle.

¿Ellos lo hicieron y nosotros qué haremos?

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