“Hijo mío, presta atención a lo que te digo. Escucha atentamente mis palabras. No las pierdas de vista. Déjalas llegar hasta lo profundo de tu corazón, pues traen vida a quienes las encuentran y dan salud a todo el cuerpo.” (Proverbios 4:20-22 NTV)
“Estudia constantemente este libro de instrucción. Medita en él de día y de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí está escrito. Solamente entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que hagas.” (Josué 1:8 NTV)
Aquí tenemos dos pasajes de la biblia que nos insta obedecer a Dios en todo, a estar en constante contacto con la palabra, pero sobre todo en constante obediencia.
En proverbios dice algo muy interesante “Déjela llegar hasta lo más profundo de tu corazón”. Aquí nos nos habla que la palabra de Dios en estos días en que estamos viviendo tiene que penetrar de una manera más clara más profunda más verdadera, con más fe en nuestro corazón.
Tiene que llegar a hacer rema (sentido vivo) en nuestra vida de tal manera que haya cambios en nuestro ser, traiga ánimo y nos esforcemos para seguir adelante sin titubear.
Ahora más que nunca la palabra debe de ser nuestro escudo, nuestra fortaleza y como dicen Hebreos 4: 12: “Pues la palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra entre el alma y el espíritu, entre la articulación y la médula del hueso. Deja al descubierto nuestros pensamientos y deseos más íntimos.” (Hebreos 4:12 NTV)
Pues cuando dejamos penetrar la palabra hasta lo más profundo de nuestro corazón cobra sentido, cobra vida y es medicina para nuestra ser, es prosperidad.
Ha llegado el momento en que la palabra tiene que llegar a lo más profundo de nuestro ser y cobre vida para hacer cambios verdaderos y que Dios tenga el lugar más importante en nuestra vida.
Definitivamente estamos viviendo tiempos peligrosos, tiempos en donde también nuestra fe está haciendo probada. Pero vamos a salir victoriosos porque nuestra obediencia va a triunfar, tal como nos lo pide en su Palabra ¡presta atención, escucha atentamente, no las pierdas de vista, déjela llegar a lo más profundo de tu corazón!
Y en Josué 1:8, nos exhorta a estudiar constantemente a meditar de día y de noche, y obedecer. En los dos versículos hay instrucciones que debemos acatar con mucha atención porque si seguimos estos lineamientos que nos muestra la palabra, vamos a tener recompensa y todo nos irá bien, conforme la voluntad de Dios.
Hermanos, hermanas, amigos, dejemos que la palabra vaya a lo más profundo de nuestro corazón y hagan los cambios necesarios que se tenga que hacer: “Lo mismo sucede con mi palabra. La envío y siempre produce fruto; logrará todo lo que yo quiero, y prosperará en todos los lugares donde yo la envíe. Y ustedes vivirán con gozo y paz” (Isaías 55:11-12 NTV).
Quizá tenemos que seguir muchos mandamientos, muchas instrucciones, pero también en cada palabra hay muchas promesas.
Así que, dejemos penetrar la palabra en lo más profundo de nuestro corazón pues en los tiempos en que estamos viviendo, ahora más que nunca, la necesitamos.
En tiempos bíblicos el pueblo de Israel estaba viviendo tiempos peligrosos, el ángel de la muerte pasaba en su ciudad; de la misma manera ahora lo está haciendo en nuestras vidas, pero si la palabra de Dios está en lo profundo de nuestro corazón y creemos que lo que el pueblo de Israel hizo por mandato de Dios, de poner la sangre en los dinteles de la puerta, así también nosotros porque su sangre sigue vigente hasta nuestros días. Pero la promesa lleva OBEDIENCIA.
Pero no llegaremos a conocerle con una Biblia cerrada, ni lo haremos con una vida sin obediencia. En cambio, si meditamos y no se aparta de nosotros su Palabra llegaremos a conocer más profundamente a nuestro Dios que está por sobre todo y por sobre todos, aleluya.
Una cosa es importante para obtener las promesas de Dios: obediencia.
Si amamos a Dios le obedeceremos, y si le obedecemos tendremos lo que Él nos ha prometido.
“HASTA LO PROFUNDO DE TU CORAZÓN”
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