¡Muy vital!

Por Staff

«Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.» (Proverbios 4:23 RVR1960)

 

¿Por qué la Palabra nos insta a guardar el corazón?

Primeramente déjame decirte cuál es la función del corazón en nuestro cuerpo: Es bombear la sangre a todos los rincones del organismo. La sangre recoge oxígeno a su paso por los pulmones y circula hasta el corazón para ser impulsada a todas las partes del cuerpo. Físicamente este órgano da vida a todos los demás. Y si esto es físicamente muy importante, imagínate espiritualmente.

 

¿Sabes qué pasa en la etapa del enamoramiento?

El corazón comienza a palpitar muy fuerte ¿no es cierto? “Un incremento en la frecuencia cardíaca, cuando estamos enamorados sentimos que el corazón se nos sale”, comenta la doctora Georgina Montemayor, profesora de anatomía y divulgadora científica de  la UNAM.

 

¿Qué pasa cuando recibimos una mala noticia? Lo primero que nos tocamos es el corazón ¿verdad?

El corazón es un órgano que está involucrado en todo el organismo. Cuando se nos hace algún daño con palabras, decimos:”heriste mi corazón”.

Entonces, si Dios, nuestro Padre, nos pide que cuidemos nuestro corazón es por algo importante ¿no crees?

Es como la raíz de amargura. La raíz, es parte de la vida de una planta y está escondida en la tierra, pero tarde que temprano aflora lo que sembraste. ¿Verdad?

 

Lo mismo pasa con nuestro corazón, lo que escondemos, lo que callamos, las heridas que guardamos, etc. tarde que temprano afloran; y recuerda que el corazón bombea la sangre para todos los rincones del cuerpo y aún, lo que pensamos, afectará a nuestro cuerpo, cuanto más a nuestro espíritu.

 

Por esa razón, es necesario que cada día lo estemos cuidando como lo hacía el salmista: «Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.» (Salmos 51:10 RVR1960)

 

Que cada día tengamos en cuenta el cuidado de nuestro corazón, de limpiarlo y mantenerlo  así, como dice Su Palabra: «Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.» (1 Pedro 3:3-4 RVR1960)

 

¿Queremos sanidad? Guardemos nuestro corazón.

¿Queremos libertad? Guardemos nuestro corazón.

¿Queremos paz? Guardemos nuestro corazón.

¿Queremos relaciones sanas? Guardemos nuestro corazón.

¿Queremos el canal libre para que Dios se manifieste en nuestras vidas?

¿Queremos vida eterna? Guardemos nuestro corazón, porque de él mana la vida.

 

Que sobre toda cosa que nos parezca importante en la vida, esté nuestro corazón, PORQUE DE ÉL MANA LA VIDA.

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