“Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides.” (Deuteronomio 31:8 RVR1960)
¿Cuántos de nosotros no hemos sabido de hijos heridos por un padre ausente, un padre que no se comportó como tal, por no decir todo lo malo que puede ser el hombre desgraciadamente; o nosotros mismos estamos en ese caso? Pero déjame decirte que hoy es el tiempo de dejar que el Señor nos sane, el tiempo de buscar a nuestro Padre Celestial,el cual siempre está presente como Padre; y otra cosa importante, nunca dejes de buscar a Dios como Padre por el comportamiento de tu padre terrenal.
¡Tu Padre Celestial no te fallará!
Es cierto que como humanos hacemos referencia al padre terrenal, y eso nos impide acercarnos a Dios como Padre, pero esa es una estrategia del diablo para que tú no cumplas tu propósito y disfrutes de la relación Padre-hijo.
Quizá tienes o tuviste un padre terrenal al que no podías o no puedes acercarte, pues abre el Libro de la Verdad y entérate que: “Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu.” (Salmos 34:18 RVR1960)
“Cercano está Jehová a todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras.” (Salmos 145:18 RVR1960)
Dice también: “Venid a mí todos…” (Mateo 11:28 RVR1960)
“Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.” (Santiago 4:8 RVR1960)
Él nunca nos va a rechazar si queremos acercarnos a Él.
Te aseguro que no tendrá Su celular en mano, de manera que no te pueda atender; aunque todo el día esté atento a los demás, siempre tendrá atención para ti. ¿Tuvo un día muy pesado? No te preocupes, siempre tendrá las fuerzas para abrazarte y platicar contigo. ¿No es esto maravilloso?
¿Sabes una cosa? No te dejes influenciar por las voces que escuchas sobre el comportamiento de tu padre terrenal, por críticas y juicios que te has hecho de él. No podemos, ni debemos ponernos por jueces, es Dios el que va a juzgar; a nosotros nos toca perdonar y dejar que el Señor sane nuestras heridas para vivir la vida en abundancia que Él nos da, para nosotros y para nuestra descendencia, porque, acuérdate, no se trata sólo de nosotros, sino también de los que vienen detrás de nosotros, para que nuestra descendencia no arrastre las heridas de un “padre ausente”, aunque presente.
Acércate a la Palabra y comprueba que Dios Padre siempre está cercano.
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” (Hebreos 4:16)
¡DIOS PADRE SIEMPRE ESTÁ PRESENTE!
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