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Por Staff

«De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.» (S. Lucas 18:17 RVR1960)

 

¡Qué importante declaración está haciendo Jesús! Este pasaje no se refiere, ni se limita a la edad. No nos está diciendo que nos volvamos a nuestra infancia.

Va más allá de una etapa de la vida, se trata de actitud, de comportamiento, de sencillez, sin doblez, sin ser adulterados (corrompidos). Sin mezcla de otras cosas.

Como adultos “adulteramos” nuestro comportamiento.

 

Mira qué interesante pregunta hacen los discípulos:

“En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?” Hablaban de posición, de poder, de protagonismo.

 

Pero Jesús contesta de esta manera:

«Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.» (S. Mateo 18:2-3 RVR1960)

 

Habla de no “adulterar” la esencia que Él nos ha dado. De tener la sencillez en nuestro trato con los demás.

¡Necesitamos tomar esta Escritura de una manera muy seria, ya que es un requisito para entrar al Reino de los cielos!

 

En este tiempo has tenido muchos días para ver el comportamiento de tu hijo pequeño, cómo actúa en ciertas ocasiones, cómo responde a ciertos asuntos. Observa y piensa por qué Jesús nos dice que debemos ser como niños.

 

Interesante lo que nos dice el salmista en este pasaje:

«Jehová, no se ha envanecido mi corazón, ni mis ojos se enaltecieron; Ni anduve en grandezas, Ni en cosas demasiado sublimes para mí. En verdad que me he comportado y he acallado mi alma Como un niño destetado de su madre; Como un niño destetado está mi alma.» (Salmos 131:1-2 RVR1960)

 

El bebé, después de tomar la leche ¿qué es lo que hace? Se calma, está en paz. Eso es lo que dice el salmista: …Más bien me he calmado.

Pero también dice: No se ha envanecido mi corazón, no he querido hacer cosas más allá para alardear. Me he comportado. Y he acallado mi alma.

 

¿Qué quiere decir todo eso? El niño depende totalmente de la madre. Nosotros como hijos dependemos de Él.

Cuando nuestro comportamiento depende de lo que nuestro Padre ha dicho, nos movemos en lo que Él nos ha hablado, nuestro comportamiento es parecido a nuestro Padre, entonces acallamos nuestra alma en Su Presencia y dependemos de Él.

 

DEPENDENCIA

¡Requisito importante para entrar al Reino!

«Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis gustado la benignidad del Señor.» (1 Pedro 2:1-3 RVR1960)

 

¡Más explicativo que esta Palabra no se puede! Quitemos de nuestra vida lo “adulterado”, deseemos como niños la leche pura, la Palabra verdadera, para caminar por ella, para que crezcamos para salvación.

 

¡SÉ PURO, SÉ SABIO, SÉ SENCILLO, SÉ VERDADERO, DESEA LA LECHE ESPIRITUAL NO ADULTERADA, SÉ COMO UN NIÑO Y ENTRA EN EL REINO DE TU SEÑOR!

 

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