«Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.»
¡Mi hijo amado en el cual tengo complacencia! Aquí Dios se está refiriendo a Su Hijo Jesucristo.
¿Cómo? ¿Dios tiene hijos favoritos? Déjame decirte que sí, en cierto sentido. Pero antes de hacernos mil preguntas, vayamos a ver qué es lo que hicieron estos hombres para que Dios les amara y dijera lo mejor de ellos, de Cristo ya sabemos sus grandes atributos, de su actuar sin pecado aquí en la tierra y lo que hizo; es el máximo ejemplo a seguir.
Veamos lo que dijo de Job:
«Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?»
¡Qué concepto tenía de él! ¿Cuáles eran sus características? No había otro igual, perfecto, recto, temeroso de Dios y santo.
«Éstas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé. Y engendró Noé tres hijos: a Sem, a Cam y a Jafet.»
Sus características como favorito son: justo, perfecto, caminó con Dios.
«Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.»
«Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.»
¿Y las de Enoc? Caminó con Dios, hombre de gran testimonio y agradó a Dios en toda su vida.
Tan orgulloso estaba de él que hizo que no gustara la muerte. ¡IMPRESIONANTE!
Daniel:
«…muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos.»
¿Qué características tenía este favorito de Dios? Sin tacha, sabio en ciencia, con buen entendimiento. Y que podemos decir de ABRAHAM?
«Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.»
«Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo.»
¿Por qué favorito? Ante todo por su obediencia y por eso Dios le llamó amigo.
¡De cuántos grandes hombres y mujeres de la Biblia podríamos hablar, tanto del pasado como también de este siglo!
Realmente Dios no tiene favoritos, pero nos constituimos amigos de Él en el momento en que le amamos, obedecemos, le seguimos, le honramos y lo ponemos por sobre todo y todos. Tal como lo hizo Abraham, cuando no escatimó ni a su propio hijo, ¡el hijo de la promesa!
¡VAMOS, BUSQUEMOS SER SUS FAVORITOS!
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