¡Lo que pronuncian mis labios!

Por Staff

«Las misericordias de Jehová cantaré perpetuamente; De generación en generación haré notoria tu fidelidad con mi boca.» (Salmos 89:1 RVR1960)

 

¿Cómo usamos nuestra boca, nuestros labios? 

Instrumento importante para bendecir o maldecir, recibir o rechazar bendiciones. Instrumento para desencadenar respuestas del cielo.

Cada vez que leemos un pasaje bíblico necesitamos meditar sobre el impacto que hará cuando abrimos nuestros labios y hacemos notoria la fidelidad de Dios con nuestra boca. MEDITEMOS:

«Entraré en tu casa con holocaustos; Te pagaré mis votos, Que pronunciaron mis labios Y habló mi boca, cuando estaba angustiado.

Venid, oíd todos los que teméis a Dios, Y contaré lo que ha hecho a mi alma. A él clamé con mi boca, Y fue exaltado con mi lengua. Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado.” (Salmos 66:13-14, 16-18 RVR1960)

 

Interesante pasaje e interesante decisión. El salmista estaba angustiado, pero aún así, abrió su boca, hizo votos al Señor y hubo un efecto: “EL SEÑOR LO ESCUCHÓ”. Y si lo escuchó fue porque pronunció  su necesidad.

¿Amados, por qué mantener en silencio nuestra oración, nuestro clamor, por qué no abrir nuestros labios y soltar en alta voz nuestro clamor? Pues seremos oídos.

 

Déjame volver a repetir este pasaje: Él hizo una promesa con sus labios, se escuchó él mismo haciéndola, benefició a su alma, pues estaba angustiada, clamó, exaltó y Dios respondió.

«Entraré en tu casa con holocaustos; Te pagaré mis votos, Que pronunciaron mis labios Y habló mi boca, cuando estaba angustiado… Venid, oíd todos los que teméis a Dios, Y contaré lo que ha hecho a mi alma. A él clamé con mi boca, Y fue exaltado con mi lengua. Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado.» (Salmos 66:13-14, 16-18 RVR1960)

 

Primeramente clamó con su boca, expresó su necesidad y después decidió exaltarlo con su lengua. Gloria a Dios por todos los instrumentos de bien en nuestro cuerpo que Él nos regaló para exaltarle y bendecir a los demás.

“El Señor no me habría escuchado”. Hubo un gran efecto: EL SEÑOR LO ESCUCHÓ.

Quizá me podrás decir: “A mí me ha contestado sin pronunciar una palabra”, ¡pero, imagínate una relación EN SILENCIO, cualquiera que ésta sea!

 

Él quiere oír nuestra voz adorándole.

Definitivamente que al abrir nuestros labios y al escucharnos, recibiremos ánimo para clamar ante Él, adorarle con nuestra boca y exaltar con nuestra lengua. Nos impartirá confianza al oírnos nosotros mismos y no pararemos de adorar a quien es digno de alabanza.

«Tu boca metías en mal, Y tu lengua componía engaño.» (Salmos 50:19 RVR1960)

 

Este pasaje nos deja ver lo peligroso que sería utilizar incorrectamente nuestra lengua, para hacer el mal. ¿Por qué utilizarla para la maldad si fue hecha para bendición?

«Señor, abre mis labios, Y publicará mi boca tu alabanza.» (Salmos 51:15 RVR1960)

«Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.» (Romanos 10:10 RVR1960)

 

La tarea de nuestro corazón es creer, pero la de nuestra boca es la de confesar para nuestra salvación, que es eterna.

«Yo soy Jehová tu Dios, Que te hice subir de la tierra de Egipto; Abre tu boca, y yo la llenaré.» (Salmos 81:10 RVR1960)

 

Que con esta promesa del Señor abramos nuestra boca para llenarla de alabanza, confesar y publicar sus poderosos hechos ¡ALELUYA!

 

HAGAMOS ESCUCHAR NUESTRA VOZ ANTE SU TRONO

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