Hazlo una y otra vez

Por Staff

«Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que murió. Y descendió a él Joás rey de Israel, y llorando delante de él, dijo: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y le dijo Eliseo: Toma un arco y unas saetas. Tomó él entonces un arco y unas saetas. Luego dijo Eliseo al rey de Israel: Pon tu mano sobre el arco. Y puso él su mano sobre el arco. Entonces puso Eliseo sus manos sobre las manos del rey, y dijo: Abre la ventana que da al oriente. Y cuando él la abrió, dijo Eliseo: Tira. Y tirando él, dijo Eliseo: Saeta de salvación de Jehová, y saeta de salvación contra Siria; porque herirás a los sirios en Afec hasta consumirlos. Y le volvió a decir: Toma las saetas. Y luego que el rey de Israel las hubo tomado, le dijo: Golpea la tierra. Y él la golpeó tres veces, y se detuvo. Entonces el varón de Dios, enojado contra él, le dijo: Al dar cinco o seis golpes, hubieras derrotado a Siria hasta no quedar ninguno; pero ahora solo tres veces derrotarás a Siria.» (2 Reyes 13:14-19 RVR1960)

 

Hemos vistos cantidad de películas medievales, de guerreros, etc., donde el arma principal es una flecha o saeta. Arma, que en esa época era lo más sofisticado. Pero sobre todo el arquero era el protagonista.

 

Para Israel, los sirios eran sus enemigos acérrimos, y el rey Joás debía enfrentarlos; así que, va con Eliseo, que era el profeta en ese tiempo, para que lo guíe en sus decisiones, ya que era la voz de Dios en la tierra.

 

Aunque moribundo, Eliseo le da instrucciones al rey y le ordena primeramente:

Tomar un arco y unas saetas.

Poner la mano en el arco.

Eliseo pone las manos sobre las manos del rey.

Abrir la ventana que da al oriente.

Tirar la saeta.

Tomar de nuevo las saetas.

Golpear la tierra.

¡Son bastantes instrucciones de un moribundo verdad! Pero cada una de ellas iba con un propósito: darle la victoria.

 

SAETA LANZADA

Primeramente, como arquero y guerrero que era el rey, Eliseo le pide utilizar las armas que conoce. Las armas con las cuales era diestro. El tomarlas no representó ningún problema, pues siempre iban con él y las usaba.

¿Y qué con nosotros?

Por supuesto que en nuestros días no usamos literalmente las saetas, pero espiritualmente sí las lanzamos: ¡nuestras oraciones con fe! 

Para los arqueros cada nueva flecha es una oportunidad única. Para nosotros también, cada oración con fe, lanzada al trono de Dios, es única.

Así es la oración. Siempre orando sin cesar, lanzada al trono de Dios.

 

ARCO TENSO

Enseguida le ordena poner la mano en el arco. Aquí hay algo interesante: el arco tiene qué estar tan tenso para poder lanzar la saeta lo más lejos posible, y con violencia, para dar en el blanco.Y el arquero debe ser lo suficientemente diestro y fuerte para soltarla.

¿Y qué con nosotros?

Desgraciadamente en nuestra vida y en lo que vivimos en la actualidad: la tensión, el estrés, la preocupación… y podríamos seguir la lista. Hay tensión, ¿pero qué hacemos ante esta situación?

Para lanzar la flecha con velocidad es necesaria esta tensión.

Y quizá, nos sirva para superar las situaciones que se nos presentan y hacernos más fuertes, como bien dice el dicho: “Lo que no te mata, te fortalece”. Cuántas veces escuchamos: “Si no hubiera vivido esta situación, no habría sabido de lo que era capaz de hacer”.

¡QUE EN CADA SITUACIÓN DE TENSIÓN VEAMOS LO QUE DIOS PUEDE Y QUIERE HACER!

 

EL PROFETA PUSO SUS MANOS EN LAS MANOS DEL REY

El rey Joás, era entrenado en el arco, pero el profeta hace algo importante: puso sus manos en las manos del rey.

El profeta deseaba darle apoyo, aunque fuera lo último que hiciera.

¿Y qué con nosotros?

En muchas ocasiones es necesario el apoyo en nuestra vida, saber que hay alguien orando por nosotros, dándonos ánimo ¿No es cierto?

Saber que tenemos a nuestro alrededor gente que nos consuela y está atenta a nuestra situación porque nos ama. Y así lo hizo el profeta con Joás, el rey.

¡UNA MANO QUE TE APOYA!

 

SEÑAL DE VICTORIA

Le ordena abrir la ventana y lanzar la saeta. Anteriormente, se lanzaba la saeta en dirección donde estaba su enemigo, símbolo de victoria, aunque todavía no se enfrentaran cuerpo a cuerpo. Era señal de victoria.

¿Y qué con nosotros?

¿Lanzamos nuestra “saeta” que es la oración, con fe, creyendo que Dios hará mucho más abundantemente de lo que pedimos?

¡ABRAMOS LA VENTANA DE LA FE Y LANCEMOS NUESTRA ORACIÓN!

 

GOLPEA LA TIERRA

Y por último, lo que considero el meollo del asunto: golpear la tierra.

El profeta sólo le ordena golpear la tierra, lo cual hace el rey, hasta ahí todo iba viento en popa, excelente. Hasta que el rey simbólicamente golpea la tierra, en señal de lucha para la victoria, pero el rey sólo lo hace tres veces, lo cual enojó al profeta; y le dice que por sólo haber golpeado tres veces, tres veces iba a derrotar a sus enemigos. Si lo hubiera hecho otras tres veces más, los hubiera desaparecido de la faz de la tierra.

¿Y qué de nosotros?

El profeta en un principio tomó las manos del rey, en apoyo, pero cuando le dijo de golpear la tierra, sólo esa instrucción dio, no dijo cuántas veces.

Hay momentos en nuestra vida que sea necesario el apoyo, pero hay otros momentos en los que tenemos qué tomar por nosotros mismos la decisión.

El rey golpeó, por supuesto, pero no insistió de tal manera que hubiera exterminado a su enemigo.

Cuántas veces nosotros nos desalentamos en una petición, no perseveramos, dejamos de orar y no obtenemos la victoria.

¡Porque no golpeamos lo suficiente para lograrla!

 

 ¡GOLPEEMOS DE TAL MANERA QUE OBTENGAMOS LA VICTORIA! 

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