“Cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” (Mateo 24:35)
Había un rey que se consideraba muy poderoso. Quería resumir, en pocas palabras, el significado de la sabiduría; así que convocó a todos sus sabios y les dijo: “¿Qué frase resume la sabiduría del mundo? Una frase que me ayude en mis momentos de angustia, de tristeza. Y cuando la tengan, no quiero que me la digan, sino que la escriban en un papel diminuto, muy pequeño. Los sabios no entendían esta demanda; aún así, se pusieron a discutir y a buscar dicha frase. Pasados unos días llegaron a una conclusión. Sin decirlo, lo anotaron en un papel diminuto, como él lo había dicho. Lo doblaron, y el rey sin leerlo, abrió su anillo, lo guardó y dijo: “Voy a abrir este papel sólo cuando lo necesite, en momentos de mucha angustia, pues este papel resume la sabiduría de todo el mundo”. Un día, un ejército poderoso atacó su territorio, sus mejores hombres murieron, su castillo fue incendiado, pero el rey logró escapar. Trató de quitarse la vida, porque creía que era mejor morir antes que ser humillado por el enemigo, pero cuando ya se iba a lanzar de un gran peñasco, se acordó del anillo, lo abrió y leyó la frase: “Esto también pasará”. La frase lo alentó y se dijo: “Aunque esto es muy oscuro, esto también pasará.” Se escondió y esperó el amanecer para que los que lograron sobrevivir lo rescataran. Lo encontraron y levantó su reino con gran gloria; de nuevo era un rey poderoso, todavía más. Y como un rey victorioso, entró por la puerta principal de su palacio y mientras que él entraba, toda su corte empezó a aclamarle, con gran euforia ante su rey victorioso. De pronto, un viejo sabio que caminaba a su lado le dijo: —Su majestad, perdone, pero creo que en este momento también debería abrir su anillo. —De ninguna manera, este papel fue escrito para momentos difíciles de la vida; ahora estoy en mi mejor momento. El sabio le respondió: —Este papel es para leerlo en todos los momentos de la vida—. En medio de aplausos y la algarabía del pueblo, el rey abrió su anillo, y como si algo iluminara su vida y entendimiento, leyó: “Esto también pasará”.
Muy interesante enseñanza hemos aprendido hoy ¿No es cierto?
Y mi pregunta es ésta: ¿Qué estás atravesando hoy?
Tristeza, enfermedad, una ruptura de relación, un divorcio, presiones, depresiones, falta de empleo, no te sientes aceptado(a), no tienes amigos, te sientes en soledad, desalentado(a), desamparado(a).
O quizá estás en el mejor momento de tu vida: ¡En triunfo; con una salud envidiable; en una situación económica fabulosa; en plena juventud, que serías capaz de comerte el mundo en una sola mordida! Hay una frase importante: “Esto también pasará”.
No quiero que te sientas desanimado(a), pero sí que te fortalezcas en lo que dijo el Señor: “Cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”.
Esta historia nos enseña que en lo que realmente vale la pena esperar es en lo que Dios ha dicho en Su Palabra, que en todo momento le demos la gloria a Él y confiemos en que todo momento, ya sea difícil o de triunfo, todo es por Él y para Él, que no deseemos nada en esta tierra. ¡Todo pasará! ¡Pero Su amor permanecerá para siempre! ¡Aleluya!
Que nuestros cimientos sean eternos, no como la arena movediza. Que en cualquier circunstancia miremos lo que Él ha dicho en Su Palabra, no lo que ven nuestros ojos, que no sintamos con nuestras emociones.
Si estamos afanados veamos lo que Él dice en Su Palabra: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.” (Filipenses 4:6 RVR1960)
“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.” (Isaías 43:2 RVR1960)
“Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado.” (Salmos 27:3 RVR1960)
En cualquier situación que te encuentres, sea dura o de victoria, recuerda: Todo tiene su momento. No lo olvides: “Esto también pasará”.
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