«El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro.» (Lucas 6:40 RVR1960)
Si hemos estudiado en la Universidad seguramente que hemos tenido un sin número de maestros ¿no es cierto? Pero sin lugar a dudas, nos acordamos de los que marcaron poderosamente nuestra vida, los que tocaron nuestros sentimientos y nos forjaron ¿verdad
Unos lo hicieron negativamente, otros hicieron que nuestra vida diera un vuelco importante; nos posicionaron para ser triunfadores.
¿Qué es un maestro? Se deriva del latín y quiere decir: “más”. Más conocimiento, más enseñanzas, más ejemplo, más perfección… etc.
Como mencionamos, muchos pedagogos pasaron por nuestra vida, pero sólo algunos permanecen en nuestra memoria. Sólo los sabios y entendidos siguen muy de cerca a su maestro.
«Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.» (Mateo 8:19 RVR1960)
Jesús, es nuestro Gran Maestro ¿lo seguimos de cerca?
Él nos ha enseñado a vivir rectamente, y sobre todo, nos ha mostrado con su vida excepcional cómo dirigirnos en la vida.
Lo consideraban un maestro bueno.
«Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios.» (Lucas 18:18-19 RVR1960)
Pero algo importante: Como alumnos delante de un maestro bueno en todos los sentidos, es dejarnos moldear, abandonarnos en sus manos, y como un alfarero dejar que nos torne en su “obra maestra”.
Creo que este es el sentir de un buen maestro: Forjar hombres y mujeres que impacten a su generación.
Y Jesús lo quiere hacer nosotros; pero como Él dice: “Más todo el que fuere perfeccionado será como su maestro”. ¿Qué quiere decir? Que nos dejemos moldear, que seamos mansos y humildes para parecernos a nuestro Maestro.
Es un buen tiempo para agradecer a aquellos que nos forjaron y ocuparon un lugar importante en nuestra vida. Así como también decirle al Maestro de Maestros: “Perfeccióname, estoy en tus manos”.
“Pues la función de un buen maestro, es enseñar a pensar intensa y críticamente. Formar inteligencia y carácter; esa es la meta de una verdadera educación”. Martin Luther King.
“Quiero ser como mi Maestro, quiero ser como Jesús”
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