¿Dónde estás?

Por Staff

“Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.” (Génesis 3:8-10 RVR1960)

 

¿Por qué pregunta: dónde estás? ¿No hablaban con Dios todo el día? ¿No sabía Él donde encontrarles? ¿Había otro paraíso? ¿O un lugar secreto donde no se escuchaba nada?

El hombre huyendo de Dios cuando sabe que no ha seguido lo que Él dijo.

Cuando ha transgredido Su Palabra, el hombre se aleja.

¿Cuándo se dio cuenta Adán de que estaban desnudos?

¡Qué triste historia, lo tenían todo, pero una tentación, el no poder detenerse ante esa tentación, al escuchar argumentos, al cambiar! “Así dijo Dios, por lo que la serpiente dijo: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros  ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.” (Génesis 3:4-5 RVR1960)

 

¡Qué triste historia! Y qué terrible pregunta: ¿dónde estás tú?

Quizá todos nosotros podríamos echar la culpa a Eva por escuchar a la serpiente, a Adán, por dejarse influenciar por su mujer, y dejar de disfrutar lo que tenían en el paraíso y contar con la presencia de Dios todo el día.

 

Pero hoy en día nos sucede también a nosotros, escuchamos voces que no nos convienen, nos dejamos influenciar por lo que vemos, por amistades, conversaciones, argumentos, que nos alejan de Dios y de lo que Él ha dicho.

Nos ha sucedido también a nosotros ¿no es cierto?

Hagamos un compromiso con el Señor y Su Palabra, puesto que ésta, no es sólo para escuchar, sino para obedecerla.

Que nunca escuchemos de parte de Dios esta pregunta: ¿dónde estás tú?

Que estemos firmes y cuidemos de guardar lo que Él dice para vivir en comunión con Él y en Su libre albedrío, sin escondernos y tener miedo a Su voz, puesto que siempre al escucharla será para nuestro bien.

No culpemos a nadie, que las decisiones que tomemos sean siempre alineadas a la voluntad de Dios que es buena, agradable y perfecta en todos Sus caminos.

 

Y que al preguntar: ¿dónde estás? Podamos contestar “heme aquí “.

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