“Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama.” (Marcos 10:49)
Sí, otra vez el verbo detener. Detener es suspender una cosa, impedir que pase adelante, pararse a considerar una cosa.
En tiempos bíblicos este verbo era muy importante y sobre todo porque Jesús paseaba por la tierra sanando. Dice la palabra: “deteniéndose”. Él suspendió Su caminar y se detuvo para sanar. No pasó adelante, consideró a la multitud.
¿Y el día de hoy? ¿Cuándo nos detenemos? ¿Cuándo paramos para considerar lo que está delante de nosotros?
Verdaderamente de la misma manera que en los tiempos bíblicos fue muy importante que Jesús se detuviera, en nuestros días es decisivo.
Considera los tiempos, detente como Jesús para ver la multitud y tener compasión. Suspende lo que estás haciendo y “para”, para que no pase ante tus ojos lo que Dios quiere hacer a través de ti.
“Detener”. “Entonces Jesús compadecido, les tocó los ojos, y enseguida recibieron la vista; y le siguieron.” (Mateo 20:32-34).
¿Qué hizo Jesús? Se detuvo.
Hermanos, amigos, es hora de detenerse, “parar” de lo que estamos haciendo y tener compasión de las multitudes. Te preguntarás: ¿Tengo qué ir donde están las multitudes? No, sólo abre bien tus ojos, déjate guiar por el Espíritu de Dios y detente.
Jesús hizo algo muy sencillo después de ir a la cruz; después de resucitar les dio de comer a Sus discípulos: “Hijitos ¿Tenéis algo de comer? le respondieron: No. Y dijo: Echad la red a la derecha y hallarėis.” (Juan 21:5-6)
¡Cómo, después de resucitar! Él se ocupa hasta de los más pequeños detalles. Se detuvo y les dio de comer. De la misma manera quiere que hagamos nosotros, que nos detengamos, que consideremos más allá de nuestro egoísmo, más allá de nuestras necesidades, más allá de nuestras ocupaciones.
Él desea que nos detengamos y tengamos compasión por las multitudes que se pierden.
Jesús se detuvo y llevó nuestras cargas. Quiere que actuemos como Él lo hizo: Lavó los pies de sus discípulos, se humilló y les sirvió. ¡Cuando sabes quién eres en Cristo, harás cualquier cosa que Él te pida!
Levántate y actúa como Jesús: Soporta la carga del otro.
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