«…derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, …» (2 Corintios 10:5 RVR1960)
Hay un pensamiento que, a través de la historia, ha trascendido: “DIVIDE Y VENCERÁS”. Eso pasó en Alemania del Este y del Oeste.
Se hizo creer que la gente de Alemania del Oeste era mala. De la misma manera sucedió en Corea del Norte y del Sur…
En México también, con el proyecto de construir un muro que contenga relaciones.
Pero de dónde nace este sentimiento: DE UN PENSAMIENTO.
«Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él. Come y bebe, te dirá; Mas su corazón no está contigo.» (Proverbios 23:7 RVR1960)
¿Qué pensamos? ¿Cómo pensamos? ¿Cómo nos destruye un pensamiento?
Dice la Palabra: “…llevando cautivo todo pensamiento…”
¿Cuántos no arrastramos pensamientos de temor, no es cierto?
¿Pero, qué es lo que hacemos? ¿Tomarlos? ¡No! Sino que debemos declarar lo que dice la Palabra del Señor: «Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.» (2 Timoteo 1:7 RVR1960)
No sólo debemos hablar lo que dice la Escritura, sino que debemos empezar a caminar en lo que ella dice: tomar el poder de Dios, esperar en Su amor y sostenernos emocionalmente en cada instrucción.
ES LLEVAR CAUTIVOS NUESTROS PENSAMIENTOS
Hoy, la depresión y la ansiedad son el pan de cada día, y no sólo lo sufren las mujeres, sino también los hombres.Y ante estos dos grandes monstruos tenemos qué levantarnos y llevar cautivos esos pensamientos que quieren destruir nuestra vida; por supuesto, buscar ayuda es importante. Pero cuando nos tomamos de Su Palabra y la fe no decae en nosotros, confesamos:
«Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?» (S. Mateo 6:25-30 RVR1960)
Este solo versículo nos da la confianza en nuestro Dios, de que cada día tiene Sus ojos puestos en nosotros y Él tiene cuidado de nuestra vida; somos lo que dicen nuestros pensamientos, nos agobian, nos afanamos y llegamos a esa ansiedad y depresión. Pero llevemos estos pensamientos devastadores cautivos a la obediencia a Cristo y reflexionemos sobre lo que Él dice: ¿Quién puede añadir un codo a su estatura?
En vano trabajamos para lograrlo, pero cuando descansamos y dejamos nuestros afanes al Señor, llevando nuestros pensamientos a Su obediencia, a lo que Él ha dicho, entonces tendremos paz.
¿Qué es lo que dice la Palabra?
“Por nada estéis afanoso, sino sean conocidas nuestras peticiones con clamor y ruego.”
Es cuando tomamos esa preocupación y la llevamos en cautividad por lo que decimos: CLAMO, RUEGO Y ESPERO.
«Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.» (Jeremías 29:11 RVR1960)
LLEVEMOS NUESTROS PENSAMIENTOS NEGATIVOS A LA OBEDIENCIA A ÉL Y PENSEMOS LO QUE DIOS PIENSA DE NOSOTROS. ¡PROBÉMOSLO Y VEREMOS!
DERRIBEMOS TODO ARGUMENTO QUE SE LEVANTE EN NUESTRA VIDA, CREYENDO LO QUE DIOS HA DICHO.
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