Daño Colateral

Por Staff

«Jehová cumplirá su propósito en mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; No desampares la obra de tus manos.» (Salmos 138:8 RVR1960)

 

Todos hemos sido creados con un propósito ¿lo sabías? Una tarea que sólo tú puedes hacer.

¿Sabes tu propósito? ¿Lo estás haciendo?

En el mundo animal existe una cadena alimenticia, pero si hay un faltante en esa cadena, puede haber un daño colateral. De la misma manera, si nosotros, en “cadena espiritual” no cumplimos con nuestra tarea, puede ocurrir un daño colateral.

 

Hace poco escuché en una predicación lo que aconteció en el parque Yellowstone cuando introdujeron catorce lobos. Los descubrimientos científicos que asombraron a todo el parque.

 

Hace setenta años habían erradicado a los lobos; con este acontecimiento, la flora iba disminuyendo, así que la comida también, pues la población de ciervos, venados y de otras especies iba en aumento. Científicos estudiaron este fenómeno y se percataron que habían roto la cadena alimenticia en el parque erradicando a los lobos, así que decidieron volver a introducirlos.

 

Se llevaron una gran sorpresa cuando al paso del tiempo, la flora aumentó, puesto que ellos, como depredadores, disminuyeron algunas especies, que acababan con la flora.

 

Al equilibrar de nuevo la cadena alimenticia se dieron cuenta que el parque cambió en toda su magnitud: en ríos, nuevas especies, árboles, águilas que habían desaparecido también. Realmente algo sorprendente pasó al volver al equilibro en la cadena alimenticia.

 

De la misma manera sucede en la “cadena espiritual”, permíteme llamarla de ese modo.

Cuando nosotros no cumplimos nuestro propósito en nuestra vida, hay daño colateral.

La iglesia está puesta para levantar muros ante la perversidad en el mundo, pero si no lo hacemos, habrá daño.

Si como padres no defendemos a la familia, colapsará la sociedad.

Necesitamos hacer lo que hemos sido llamados a realizar cada uno; no podemos romper la “cadena espiritual” que Dios ha diseñado. Por eso en este tiempo hay tanta depravación, a lo malo le dicen bueno y viceversa, y todo lo que tú has visto y oído.

 

¿En dónde rompimos “la cadena”? ¿Nos olvidamos de Dios? ¿Dejamos de temerle? ¿Le abandonamos y corrimos detrás de nuestros deseos?

¿Remodelamos el diseño original de Dios? ¿Dejamos de orar?

¿Seguimos  la corriente de este mundo? ¿Qué pasó?

 

Por eso ahora vemos una sociedad en decadencia, corriendo tras sus propios deseos egoístas, y llevándose a otros tras de sí.

¡QUÉ PELIGROSO!

 

“…sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.” (Efesios 4:15-16 RVR1960)

 

Esta es la cadena que tenemos que guardar para ver nuestro entorno en bendición, nuestra familia resguardada, nuestra sociedad equilibrada, la niñez rescatada. Una vida en abundancia:

«Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.» (1 Corintios 1:10 RVR1960)

 

«…completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.» (Filipenses 2:2-4 RVR1960)

 

«Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.» (S.Juan 17:23 RVR1960)

 

Haciendo todas estas cosas guardaremos la “cadena espiritual” (si me permites llamarla así) y Dios en su infinita misericordia levantará nuestra vida y nuestra nación.

 

EL QUE SE UNE AL SEÑOR UN ESPÍRITU ES CON ÉL

 

Guardemos la unidad, sin desprenderse del cuerpo, para no causar un daño colateral.

Comentarios

Más devocionales