“Andad en todo el camino que Jehová vuestro Dios os ha mandado, para que viváis y os vaya bien, y tengáis largos días en la tierra que habéis de poseer.” (Deuteronomio 5:33 RVR1960)
¿Qué caminos tomamos? ¿Cuántos caminos hay? ¿Con quién caminamos? ¿Hacia dónde caminamos?
No nos confundamos más: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (S. Juan 14:6 RVR1960)
¿Entonces por qué insistimos tanto en caminar al sentido contrario o sin sentido?
La razón por la cual caminamos sin rumbo es nuestra propia opinión, nuestra independencia, una promesa olvidada por lo difícil de las circunstancias, por necedad, por conveniencia, por nuestro pecado… y añadamos nuestra razón.
En las carreteras hay letreros que nos indican dirección ¡Cuánto más en los caminos del Señor!
“Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte.” (Proverbios 14:12 RVR1960)
¡Cuántas veces el rey David pide al Señor mostrar Su camino!
Justamente por nuestra propia opinión vemos el camino y lo consideramos bien para transitar, pero al final ese camino nos lleva a muerte. Por eso David clama: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.” (Salmos 139:23-24 RVR1960)
Así nosotros debemos preguntar a Dios: ¿Voy por buen camino? ¿El que va conmigo me está guiando bien?
Ahora no es necesario preguntar tanto, puesto que Él en Su Palabra nos indica cuál es el camino derecho, dónde podemos caminar en plano.
“Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará.” (Isaías 35:8 RVR1960)
¿Con esta promesa podemos desviarnos? Sí, si así lo decidimos. Dios nos da libre albedrío.
Te lo voy a comprobar con Las Escrituras:
“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;” (Deuteronomio 30:19 RVR1960)
“Me he gozado en el camino de tus testimonios Más que de toda riqueza.” (Salmos 119:14 RVR1960)
¡Hasta qué punto el rey David valoraba el camino de Dios! ¡Y cómo buscaba caminar en esas sendas!
Quizá podamos argumentar: ¿Y las veces que se salió del camino? Él sufrió las consecuencias, por eso exclama: “Examíname, pruébame, conoce, dime si voy por mal camino, guíame”. Él reconoció su error, pues sabía que las sendas de Dios son paz, aún en medio de la adversidad.
Y continuamos diciendo:
“Es el que guarda las veredas del juicio, Y preserva el camino de sus santos.” (Proverbios 2:8 RVR1960)
“Por el camino de la sabiduría te he encaminado, Y por veredas derechas te he hecho andar.” (Proverbios 4:11 RVR1960)
“El camino del Señor es refugio de los íntegros y ruina de los malhechores.” (Proverbios 10:29 NVI)
Él ya mostró el camino, porque “Él es el camino”.
¿Estás perdido? ¿Hay muchas bifurcaciones frente a ti? ¿Estás confundido? ¡Sólo abre el Libro!
“El Señor dice: «Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti.” (Salmos 32:8 NVI)
“Mas él conoce mi camino; Me probará, y saldré como oro. Mis pies han seguido sus pisadas; Guardé su camino, y no me aparté.” (Job 23:10-11 RVR1960)
¿TE DESVIARÁS CON EL CAMINO AL FRENTE?
¡TÚ ESCOGES!
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