“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” (3 Juan 1:2 RVR1960)
¿Sabías que los árboles, sobre todo las coníferas (Subdivisión de plantas gimnospermas -árboles y arbustos- de tronco recto, ramas horizontales, de forma cónica, hojas perennes, en forma de escamas o agujas, flores unisexuales y fruto en forma de piña. “El pino, el abeto y el ciprés pertenecen a las coníferas”), cuando cortas su tronco presenta aros en su interior y cada aro relata algo de su historia? Los cambios climáticos que vivió, sequías, exposición a fuertes vientos, asoleamientos, grado de exposición al sol, fríos muy intensos y prolongados… Todo está expresado en sus anillos.
En cambio, nosotros, nuestra historia, todos nuestros eventos pasados, van a ser expresados, no en los aros como los árboles, porque no tenemos, sino por las marcas en nuestra alma.
¿Cómo se ven esas marcas? Si nuestra alma ha sufrido va a sacar: coraje, ira, enojo, dolor, angustia, amargura, envidias, celos… Y nuestras marcas, como en los árboles, se van a ver reflejadas también con un ceño, y sobre todo en nuestro carácter.
¿Te has preguntado qué es el alma? El alma está ligada a nuestro cuerpo y espíritu, o sea que es la misma esencia del ser humano.
Este es un pequeño detalle que tenemos que tener muy, pero muy en cuenta: ALMA = CUERPO Y ESPÍRITU
¿Cuántas veces oramos y clamamos por nuestra salud, por nuestra economía, por nuestra familia, ¡pero cuántas veces pedimos y clamamos por el alma!, y decimos: “Señor sana mi alma”?
El alma piensa, el alma siente; el alma está formada por nuestro cuerpo y espíritu. Por ello debemos cuidar su condición.
Para prueba basta sólo un botón: En el libro de Job, dice de sí mismo:
“Está mi alma hastiada de mi vida; Daré libre curso a mi queja, Hablaré con amargura de mi alma.” (Job 10:1 RVR1960)
Abiertamente sacó todo lo que tenía en su alma. Diseminando a diestra y a siniestra las marcas de ella. ¿Conoces a alguien así?
Me ha tocado platicar con varias personas sobre sus problemas, pero lo que pasa es que no se dan cuenta que su alma está enferma, y tienen bien guardados todos los eventos en su corazón y esto las oprime hasta debilitarlas y paralizarlas.
Y si no arreglamos nuestros problemas interiores, y las cosas del pasado están sin resolver, seguiremos caminando en la ofensa, en traumas, envidias, falta de perdón rechazo, en depresión, en co-dependencia, amargura, celos… Seguiremos esclavizados aún conociendo a Dios y viniendo cada sábado, cada domingo, incluso diariamente a la oración.
El ALMA ESTÁ ENFERMA
El mismo David dijo: “mientras callé se envejecieron mis huesos…” Nuestra alma está ligada a nuestro cuerpo y espíritu. Debemos poner mucha atención a lo que dejamos entrar en nuestros pensamientos y sentimientos.
“¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?” (Romanos 6:16 RVR1960)
“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” (3 Juan 1:2 RVR1960)
“ASÍ COMO PROSPERA TU ALMA” ¿Está prosperando tu alma?¿Cómo está prosperando? “Que tengas salud, así como prospera tu alma = cuerpo y espíritu”.
Dios desea sanar nuestro ser, nuestra alma, pero nos toca a nosotros disponer nuestra voluntad para que sea hecho.
“Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,” (1 Pedro 2:11 RVR1960)
Dios te dice: “Quiero que seas prosperado, que tengas amistades, que te vaya bien en todo: En tu trabajo, en tu economía, en tus emociones, en tus relaciones sentimentales … EN TODO“
Pero si tu alma está enferma y no prospera, todo se viene abajo. Nada va a estar bien, pues recuerda: ALMA = espíritu y cuerpo.
Aquí viene la medicina:
“Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.” (Salmos 23:3 RVR1960)
CONFORTAR es renovar, recuperar, volver a su estado original o mejor aún. Me guiará por senderos fáciles, sencillos.
LEVANTAR
“A ti, oh Jehová, levantaré mi alma.” (Salmos 25:1 RVR1960)
Levantar = rendir, someter, esperar.
Las preocupaciones y placeres son los pesos que presionan al alma hacia abajo, hacia la tierra, y por lo tanto es fijada allí; y es el espíritu de la oración, la cual la debe de habilitar para arrojar dichos pesos, el romper estas cuerdas, y el “levantarse hacia el cielo”.
Levantar el alma es decirle a Dios en oración: “Aquí estoy Señor, me rindo completamente a ti“.
Tenemos qué tener esto presente:
“El ladrón no viene sino para hurtar tu paz y matar tus relaciones y destruir tu propósito pero Dios te dice: Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” (S. Juan 10:10 RVR1960)
Pero Él hará algo más:
“Porque satisfaré al alma cansada, y saciaré a toda alma entristecida.” (Jeremías 31:25 RVR1960)
Este es el perfil de un alma sana:
“Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien.” (Salmos 139:14 RVR1960)
Asegúrate de que tu alma lo sepa muy bien; entonces habrás prosperado tu alma y tendrás salud. ¡Él quiere traer hoy sanidad y libertad a tu vida!
“Aquel que pierde su salud pierde mucho; quien pierde un amigo, pierde más; pero aquel que pierde su coraje lo pierde todo”.
¡PON TU VOLUNTAD PARA HACER PROSPERAR TU ALMA!
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