“Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición… Y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.” (Génesis 12:2-3 RVR1960)
Formidable declaración que hizo Dios a Abraham, ¿no es cierto? ¡Todas las familias de la tierra por ti van a ser benditas!
Pero Abraham tuvo que pagar un precio por esta promesa: dejar su casa y toda su parentela.
¡Qué terrible tuvo que haber sido para él y su familia, que de un día para otro cambiara su vida!
Pero él obedeció, bueno, se llevó a su sobrino; quizá se dijo: “ya tengo setenta y cinco años, estoy viejo, si me llevo a Lot, él podría enfrentarse al peligro. Es más joven.” No sé, puede haber otra razón por la cual Abraham llevó a Lot. Quizá fue el hijo que siempre quiso tener. Dejaron toda su familia y salieron de su tierra.
Abraham tal vez se hubiera preguntado una cosa: ¿Cómo seré bendición a las familias, sin hijos? Pero no lo hizo, él sólo obedeció.
Y Dios le hace otra promesa: “…a tu descendencia daré esta tierra.” (Génesis 12:7)
¿Cómo? ¡Si no tenía hijos!
Verdaderamente cada una de las promesas que el Señor le hizo las cumplió. “Haré de ti una nación grande, te bendeciré, te engrandeceré, y serás de bendición.”
Imagínate, Abraham era riquísimo al salir de su tierra, dice la Palabra y Dios lo engrandeció todavía más por su obediencia.
El deseo del Señor era escoger a un hombre el cual fuera sus brazos, sus pies, sus manos, su corazón… para bendecir a la tierra. Y lo encontró en Abraham.
Pero éste tuvo que pagar un precio alto: dejar todo. Quería realizar el sueño de Dios, que Él bendijera a través de su vida esta tierra.
El día de hoy no es diferente, el Señor nos está llamando a bendecir y ser de bendición a un mundo que se está perdiendo, que se está muriendo. Y es a través de nosotros que Él quiere derramar Su bendición.
¿Por qué no pagar el precio como Abraham? ¿Qué te está pidiendo? ¿Dejar el orgullo y hablar de Él, abandonar el miedo y compartir de Su amor, tomar tiempo e ir a buscar a los necesitados, y ser de bendición?
¿Qué te está pidiendo?
¿Cuántas familias podría Dios tocar por una sola persona a la que bendijere?
Él nos está invitando a participar en bendecir no sólo a una familia, sino que a través de ésta sean bendecidas todas y aparte Él te bendecirá. “Con Él siempre ganamos”.
¡Qué privilegio tenemos de ver a Dios bendiciendo y dando vida a otra vida a través nuestro, usándonos para bendecir!
Que tu vida bendiga a otras vidas, y que a través de ésta sigas bendiciendo a otras y así cumplir la promesa del Señor, pues Él cumplirá la suya.
¡Con Él siempre ganamos!
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