«Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?» (1 Juan 4:19-20 RVR1960)
En este versículo hay una sola verdad: DIOS ES AMOR. Y su venida ha marcado la diferencia en la historia, ¿pero qué ha hecho el hombre con esta noticia? La ha comercializado y ha sacado a Jesús, el Salvador del mundo, de la razón de la festividad.
Pero aunque el mundo haga todo para sí, existe una gran verdad: “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.”
En pocos días dejaremos atrás otro año, quizá con problemas, alegrías, enfermedades, decepciones, tristezas… Pero aquí es donde entra la verdad: ¿cómo vamos a recibir al siguiente año?
¿Piensas seguir guardando rencor, piensas seguir triste, quieres solamente saltar al siguiente año con todo el paquete que traemos a cuestas?
La Palabra está dicha: “Él nos amó primero, Él envío a Su Hijo Unigénito para que vivamos por Él.”
¿Por qué no perdonar, por qué no amar a los que no te aman, o son difíciles de amar?
Es necesario llevar la Palabra como Él dice. ¡Qué tremenda verdad, si alguno dice: yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso!
«Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.» (1 Juan 3:15-18 RVR1960)
Quizá dirás qué boletín para terminar y comenzar el año! Pero si Él nos ha amado primero, si Él ha dado a Su Unigénito para que vivamos por Él ¿por qué no esforzarnos y comenzar una nueva vida que será eterna?
«El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.» (1 Juan 2:9-11 RVR1960)
Cuando hablamos de “hermanos”, hablamos del prójimo. Hablamos del que está a tu alrededor; y no sólo de relaciones de familia, sino todo lo que con lleva a relaciones, emociones, luchas que están en nuestro interior y que no nos dejan vivir la vida llena de libertad que Jesús nos promete.
Él envió a Jesús para que vivamos por Él. Que todo este año dos mil diecinueve, y los que siguen, le demos lugar a Jesús. Hazlo el Señor y Salvador de tu vida y vivamos por Él y para Él.
No dejemos que rencores, tristeza y nuestra cautividad detengan la vida en abundancia que Dios te entrega a través de Su Hijo Jesús.
¿PODEMOS AMAR COMO ÉL NOS AMÓ Y PERDONAR PARA VIVIR EN UNA VERDADERA LIBERTAD?
¡AMEMOS A NUESTRO PRÓJIMO COMO A NOSOTROS MISMOS Y ESTAREMOS HACIENDO SU VOLUNTAD Y VIVIREMOS EN LIBERTAD!
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