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Por Staff

“…y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” (Filipenses 3:9-14 RVR1960)

 

Sí, Él fue vituperado, escarnecido, golpeado, avergonzado. Recibió una muerte vergonzosa: muerte de cruz. Pero ¿sabes una cosa?, Él no pidió justicia para sí. Él dejó ATRÁS toda ofensa, toda injusticia, todo vituperio y se extendió a lo que estaba delante. Él no pidió justicia. ¿Por qué?

 

Cuando hablamos de justicia divina no la podemos ver con los ojos de la justicia terrenal. Cometes un delito y la justicia humana te condena, te juzga y te da el castigo.

 

La justicia divina es lo que Dios hizo en la cruz y al llegar nosotros a la cruz, su justicia nos hace justos, nos  hace disfrutar una vida sin culpa ni condenas. No por lo que merecemos, sino por lo que Él hizo. Justificados por la fe en Él trae paz a nuestra vida y podemos seguir adelante.

 

Necesitamos saber que la justicia no se basa en lo que nosotros hacemos sino se basa en lo que somos en Cristo.

 

“Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; …” (1 Corintios 1:30 RVR1960)

 

Al ir a la cruz, no pidió justicia humana; el dolor, los sufrimientos que ahí en la cruz padeció, otra vez lo vuelvo a repetir, dejó ATRÁS toda ofensa y se EXTENDIÓ A LO QUE ESTÁ DELANTE.

 

Pablo, a través de la cruz, conoció la justicia, y aprendió a poner ATRÁS todo lo que le hubiera impedido extenderse.

 

¡Qué tremenda obra la de Jesús en la cruz! Él dejó todo ATRÁS.

 

Creo que cada Semana Santa Dios quiere hablar a nuestra vida y abandonar nuestro “YO”; nuestro egoísmo, no importando aún las victorias que nos pueda dar, sino tomando Su vida en la cruz. Su justicia, para poder extendernos a lo que está delante.

 

Pablo, para poder extenderse a lo que Dios disponía para su vida, tuvo que dejar ATRÁS las luchas que estaba enfrentando, sacudirse de todo agravio; porque sabía que había más: Proseguir.

 

¿Qué de nosotros? Nos ofenden y enseguida pedimos justicia en esa situación. Hay agravio, queremos reparación, queremos pelear por nuestros derechos a ser restituidos de lo que ha pasado y recuperar nuestra reputación.

 

Jesús dejó todo ATRÁS, pues Él veía lo que estaba delante de Él: Una gran salvación para el mundo. Se extendió a lo que tenía por delante y subió como Primogénito.

 

Este ejemplo de Jesús, de Pablo, nos enseña a proseguir, a extendernos a lo que sigue; no estando derrotados, sino fortalecer nuestras debilidades, sacar provecho a los fracasos, sabiendo lo que dice la Palabra: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” (Romanos 8:28 RVR1960)

 

¿Qué es lo que tenemos qué pedir? “Señor que esta situación me ayude para bien, que deje ATRÁS lo que estorba y me extienda hacia delante”.

 

¿Qué necesitamos dejar ATRÁS? Nos han ofendido, pero hemos ofendido; nos han criticado, pero hemos criticado; han murmurado, pero hemos murmurado; han sido egoístas con nosotros, pero hemos sido egoístas también.

 

Extendámonos a lo que está delante. Pablo dice de un supremo llamamiento de Dios. Él mismo no pretende haberlo alcanzado, pero una cosa hizo, dejó ATRÁS todo estorbo y dijo: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. (Filipenses 3:12 RVR1960)

 

Jesús, no se quedó en la cruz, prosiguió para alcanzar lo que Dios le tenía por delante; Pablo, hizo lo mismo.

 

Tenemos que aprender a dejar ATRÁS todo evento del pasado y extendámonos a lo que está delante nuestro.

 

Jesús se extendió, Pablo se extendió, JABES se extendió … y alcanzaron la meta que tenían por delante. ¿Y tú, qué harás tú?

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