¡Me propuse!

Por Staff

Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. (1 Corintios 2:2 RVR60)

 

Pablo, apóstol de Jesús, antes de convertirse atemorizaba a la gente, perseguía a los cristianos, pero después de encontrarse con el Señor, animaba a la gente.

 

De los 27 libros del Nuevo Testamento, 13 los escribió él inspirado por el Espíritu Santo. Un hombre verdaderamente extraordinario que dedicó su vida a dar a conocer al Señor. Un hombre con pasión para hacer la voluntad de Dios en su vida.

 

Comento estos detalles de Pablo para que nos demos cuenta qué es lo que él hizo el resto de sus días por el evangelio y que aún hoy en día somos beneficiados por su pasión, ejemplo y legado de los libros que escribió inspirado por el Espíritu Santo.

 

Quiero hacer resaltar su frase: “Me propuse”, aquí el verbo “propuse”, expresa determinación, ejecución de una decisión a tomar.

 

Lo único que le movía era el conocer más y más del Señor y darlo a conocer.

 

Cuántas veces decimos conocer a Dios, pero en realidad no lo conocemos, como le sucedió a Job, él dijo, después de tener un verdadero encuentro con Dios: “De oídas te había oído”.

 

¿Cómo le conocemos? ¿Le conocemos? ¿Cuál es el camino?

 

Le conocemos en la quietud:

“Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.” (Salmos 46:10 RVR60)

 

Le conocemos en los momentos en que Él nos dice: No hagas nada, sólo confía en mí; cree solamente”.

 

“Quietos” no quiere decir sin hacer nada, estáticos, pasivos, no, sino que estamos confiando.

 

Dios tiene un deseo en Su corazón, ¿lo sabías? Su deseo es que le conozcamos verdaderamente, que tengamos un encuentro real con Él.

 

Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová. (Jeremías 9:24 RVR60)

 

Él quiere que le conozcamos para experimentar Su misericordia, justicia… Su Paternidad.

 

Quiere que le conozcamos para tener el sentido de pertenencia:

“Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo su corazón. (Jeremías 24:7 RVR60)

 

Quiere darse a conocer para que seamos como Él: “…a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, …” (Filipenses 3:10 RVR60)

 

No le importó ir a la cruz sino hacer la voluntad del Padre.

 

¡De qué manera le conoció Pablo para hacer tal declaración!: “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.” (Hechos 20:24 RVR60)

No le importaba su vida, su posición, su reputación. ¿Por qué? Porque él se propuso conocerle. Un diálogo de vida y no de palabras, ¿verdad?

 

¿Cómo conocerle? El propósito de Cristo fue darnos a conocer a Dios. Así qué, no pudo conocer a Dios sin conocer a Cristo. ¿Entendiste?

 

Le conocemos a través de Su Palabra y a través de la oración. Ese es el camino. No hay otro.

Pablo se rindió ante Él incondicionalmente, conoció verdaderamente a Dios y su vida fue transformada, ya no volvió a ser el mismo.

 

Dios nos permita que así como Pablo, digamos como dice en el evangelio:

“Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” (S. Juan 17:3 RVR60)

 

“Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra.” (Oseas 6:3 RVR60)

 

¡ME PROPUSE!

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