Con amor eterno

Por Staff

«Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,» (2 Corintios 1:3 RVR1960)

 

¡TENEMOS UN PADRE QUE NOS AMA! NO LO PODEMOS NEGAR.

 

Él tiene Sus manos extendidas hacia nosotros todo el tiempo, no lo dudemos.

 

Lo que tenemos que cambiar es nuestro concepto de paternidad terrenal, porque nos estamos perdiendo la expresión del amor de nuestro Padre Celestial, Su protección, Sus abrazos, Su guía, Su toque.

 

Quizá nos tocó vivir con un padre terrenal presente pero ausente, con un padre poco expresivo o nada expresivo, con un padre abusador en todos los sentidos, con un padre que no es un buen padre. Quizá murió cuando éramos muy pequeñitos y ni siquiera lo recordamos, etc.

 

Si esto nos tocó vivir, Dios está dispuesto PARA QUE HOY SEA UN DÍA para sanar nuestro corazón y todo nuestro ser y comenzar a disfrutar de un extraordinario padre: ¡NUESTRO PADRE ETERNO!

 

Este Padre Eterno está dispuesto a restaurar la paternidad perdida tal como lo dice Su Palabra:

«Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros.» (Joel 2:25 RVR1960)

 

Seguramente que Él nos va a recompensar todo lo que perdimos en el pasado, todo lo que nos fue arrebatado: EL AMOR DEL PADRE, todo lo que nunca hemos experimentado de un padre terrenal.

 

Para recuperar el sentido de paternidad, es necesario adquirir dos cosas esenciales: LA IDENTIDAD Y EL DESTINO, las cuales nos cuestionamos alguna vez o todavía lo estemos haciendo: ¿Quién soy? ¿A dónde voy?

 

¿Quién soy? Se refiere a IDENTIDAD, a la percepción de nosotros mismos y al valor de nuestra vida y de nuestro ser.

 

NECESITAMOS RECUPERAR NUESTRA IDENTIDAD

 

¿A dónde voy? Se refiere al PROPÓSITO, AL DESTINO. La percepción de nuestra propia función e importancia sobre esta tierra. ¿Por qué estoy aquí?

 

NECESITAMOS RECUPERAR NUESTRO PROPÓSITO, NUESTRO DESTINO.

 

SÓLO PODEMOS RECUPERAR NUESTRA PATERNIDAD SABIENDO QUIÉN ES NUESTRO PADRECELESTIAL. De otra manera vamos a creer lo que el mundo nos dice, pues está el otro plan que no fue diseñado para nosotros:

 

EL PLAN DEL DIABLO

IDENTIDAD: “No vales nada. Ni deberías existir. Eres un error. No sirves para nada. Nunca vas a llegar a ser alguien“.

DESTINO: No tienes propósito. Eres un total fracaso. Nunca triunfarás. No sirves para nada. Nada te funcionará jamás.

 

EL PLAN DE DIOS

IDENTIDAD: Tú eres muy valioso para mí y vales la vida de mi Hijo Jesucristo. eres alguien. Tú sí perteneces aquí. Antes de la fundación del mundo Yo ya había planeado tu existencia. No fuiste un error”.

DESTINO: “Tú tienes un gran propósito en esta tierra. Te he puesto aquí con un propósito. Eres un éxito como persona y estás totalmente equipado y adaptado para llevar a cabo Mi propósito. Pon tu vista en lo alto y permíteme llevar acabo y realizar grandes cosas en tu vida”.

 

Si eres pastor o líder, si eres maestro, padre de familia, es necesario que les enseñemos a los niños su identidad con El Padre a través de la enseñanza de la Palabra de Dios, y borrar de su mente y corazón lo que el enemigo les ha dicho, para hacerlos caminar en las sendas antiguas.

 

En estos tiempos modernos, algunos ejemplos de la pérdida de identidad que han sufrido las personas desdela niñez, es una juventud perdida y la maternidad desechada.

 

Es importante que estos dos conceptos: identidad y destino, sean establecidos con la Palabra de Dios desde la infancia, ya que las respuestas a las preguntas existenciales de todos los seres humanos: ¿Quién soy? ¿A dónde voy? ¿De dónde vengo? ¿Qué hago aquí en la tierra?… serán las que van a establecer el curso de la vida adulta. Si Satanás es capaz de establecer sus imágenes de identidad y destino, logrará establecer un sistema para gobernar la vida de las personas, enviando asechanzas efectivas para la destrucción de las vidas.

 

Dios siempre ha tenido la intención de comunicar y establecer estos dos principios a través de agentes especiales: PADRES (lo trataremos más adelante).

 

El plan del diablo es distorsionar la imagen que Dios ha creado para que seamos lo que Dios mismo quiere que seamos; el plan del enemigo es sacarnos del lugar en el que el Señor nos ha llamado para que moremos, y por último, Satanás quiere robar nuestra herencia. Pero el plan de Dios fue diferente: ÉL NOS CREÓ A SU IMAGEN Y SEMEJANZA.

 

«Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti. Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.» (Isaías 43:1-4 RVR1960)

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