“El temor del Señor es la base de la verdadera sabiduría; Todos los que obedecen sus mandamientos crecerán con sabiduría. ¡Alabénlo para siempre¡” (Salmos 111:10 Nueva Traducción Viviente)
¿Entendemos verdaderamente lo que es “el temor del Señor”? No es miedo, no es solamente respeto, es mucho más que eso.
Quizá en muchas religiones presentan a una deidad en la que la única manera de acercarse es haciendo las cosas por temor, porque si no hacen cosas, que ellos creen que su deidad desea, se va a enojar. Esto sería demasiado egoísta.
Anteriormente, en nuestra cultura y en muchas otras, se sacrificaban vidas humanas, animales, porque no querían que su deidad se enojara con ellos. Probablemente es la única connotación que conocemos de esta palabra. Por eso nos estamos perdiendo el verdadero significado que tiene esta palabra.
Pero esta palabra, “temor”, está relacionada, precisamente en sentido de acercamiento. Esta palabra no sólo forma parte de un conocimiento, forma parte de nuestro corazón, sólo así podemos entender “el temor a Dios”.
Cuántas veces hemos pedido sabiduría al Señor para llevar algo a cabo, para tomar una decisión… ¿Pero, comprendemos verdaderamente lo que significa la “sabiduría”?
El salmista habla de que los que “obedecen”… ¿Obedecen qué? Los mandatos que Dios no ha dejado. “Crecerán con sabiduría”.
Cuando conoces sus lineamientos, lo que hay en Su corazón para tu bien, te acercas al Padre y ese acercamiento no lo hacemos con miedo o terror.
Él busca, por medio de nuestra obediencia, el acercamiento de Padre a hijo. Tú te acercas a tu padre con confianza, hacia el padre amoroso ¿Por qué? Porque existe una relación de confianza y amor.
Como nuestro Padre, nos acercamos con confianza y amor; con temor a desobedecerle porque le amamos y sabemos que lo que dice es para nuestro bien y para que crezcamos con sabiduría. Pero como Dios Omnipotente y Majestuoso, nos acercamos con todo respeto.
¿Qué pasó con el pueblo de Israel en Éxodo 20:18 RVR1960?
“Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron y se pusieron de lejos.” ¿Tú crees que esto quedó en tiempos bíblicos? ¡No! El día de hoy es lo mismo. Hay temor, miedo al acercarnos. ¿Por qué?
Porque al acercarnos a Él nos confronta con nuestro pecado, empezamos a escuchar los truenos y relámpagos que escucharon los israelitas y se alejaron. Nosotros también. No queremos dejar nuestra vana manera de vivir, nuestros deseos y pasiones. Tenemos miedo a perder lo que amamos. Es por eso que no entendemos el verdadero sentido del “temor a Dios”.
El pueblo le dijo a Moisés: “…Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos…” (Éxodo 20:19 RVR1960)
¿Qué pasaba con el pueblo? No conocían el corazón del Padre.
No querían apartarse de su manera de vivir. ¿Tú crees que iban a obedecer a Moisés? O quizá en nuestros días decimos: “Que me hable Dios”, Y quizá lo haga. El hombre, desea ser su propio dios.
“Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis.” (Éxodo 20:20 RVR1960)
El temor a Dios es obediencia, no es conocimiento, es tener Su Palabra y vivirla. Eso es sabiduría.
El temor a Dios es acercarnos con confianza a nuestro Padre amoroso.
El temor a Dios es acercarnos al Dios Todopoderoso con un profundo respeto y amor.
El temor del Señor es la base de la sabiduría. Conocer al Santo da por resultado el buen juicio. Proverbios 9:10
“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Buen entendimiento tiene todos los que practican sus mandamientos; Su loor permanece para siempre”. (Salmos 111:10 RVR1960)
¡SÉ SABIO Y TEME A DIOS!
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