“El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.” (Isaías 9:2 RVR1960)
Todos hemos experimentado un apagón eléctrico ¿verdad? Y lo primero que hacemos es llamar a la compañía de electricidad para saber cuándo la van a restablecer, pues ya oscureció.
¿Cuál es la sensación que experimentamos cuando estamos en oscuridad? Ciertamente nada agradable ¿verdad? Nos desesperamos, chocamos con todos los muebles, nos golpeamos, en fin, es desesperante la oscuridad; sobre todo cuando desconocemos dónde está el interruptor porque no es nuestra casa.
De tal manera está nuestra vida cuando ignoramos la venida del Señor a este mundo: “El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz”.
Cuando desconocemos la obra de Dios en Jesús nos preguntamos por qué la Navidad es un época tan especial; por qué es una época sensacional y un festejo tan emotivo.
La verdad es que en esta temporada, aunque no haya sido precisamente la fecha del nacimiento de Jesús, nos queda claro, recordamos que Él dejó toda Su majestad y vino a esta tierra para darnos vida, y vida en abundancia. También vino para trasladarnos del reino de las tinieblas al reino de Su luz admirable.
Por favor, si no has experimentado esto, no esperes más, entrega tu corazón a Él, deja las tinieblas atrás y vive en la luz de Su gloria.
Él nació para traer luz a este mundo en tinieblas; ven a Jesús e ilumina las oscuridades de tu ser con Su presencia. “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.” (S. Juan 1:5 RVR1960)
ORACIÓN: Señor Jesús, sé lo que es vivir en tinieblas, pero quisiera experimentar Tu luz que brilla por doquier. Quiero ser trasladado al reino de Tu luz admirable. Abro mi corazón para invitarte a vivir en él. Ilumina y saca mis tinieblas en y de mi vida: amargura, resentimientos, desánimo, tristeza, venganza, adicciones… Jesús, ilumíname, para que las tinieblas no prevalezcan en mí. ¡Amén!
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