“Les digo la verdad, en cualquier lugar del mundo donde se predique la Buena Noticia, se recordará y se hablará de lo que hizo esta mujer.” (Marcos 14:9 NTV)
¿Qué fue lo que hizo esta mujer, que hasta nuestros días es mencionada, y que impactó de tal manera al Maestro que dijo que se hablaría de ella?
Cuando Jesús se encontraba en casa de Simón, hombre que había sanado de lepra, entró a su casa una mujer de mala vida; sin haber sido invitada ella se arrojó a los pies del Maestro y derramó a Sus pies lo más preciado para ella, lo que le daría la oportunidad de vivir todo un año sin trabajar. En una palabra, todo lo que representaba su salario de un mes, su sostén.
Me gustaría que antes de proseguir con esta lectura te adentraras en la Palabra y que le pidas al Espíritu Santo que te guíe a la verdad que Él quiere hacer resaltar para tu vida. Lee todo el capítulo 14 de Marcos, pues al leerlo, nos daremos cuenta todo lo que esta mujer tuvo que desafiar para llegar a los pies del Maestro.
Para empezar, era una mujer de “mala vida”, después entró a una casa sin ser invitada. ¡Era mujer, punto! Era conocida por todos, conocían su reputación. Al ver que se lanza a los pies del Señor y rompe su botella de alabastro que contenía un valioso perfume de nardo, dice la Palabra que era “puro”. Así que ya te imaginarás su costo.
Nadie se percató del significado de tal acto para Jesús; lo único que hicieron sus discípulos y los que estaban en la reunión, era criticarla y mencionar todo lo que ellos hubieran hecho con lo que esta mujer había derramado en Jesús: ¡su perfume, su única posesión!
Pregunto: ¿Cuánto vale tu vida? Esta mujer quebró no solamente su frasco de perfume, quebrantó su corazón y vida delante del Señor.
Ella reconoció que ese perfume era digno de un Rey, por eso lo derramó a Sus pies. Su ser lo pone en manos del Señor y Él la perdona, sana y libera de toda su vida de pecado. Ella sabe que está ante el Señor de Señores y le ofrece ¡TODO!
¿Cuánto vale tu vida para entregársela al Señor?
Ella no consideró el precio del perfume, no consideró lo que tuvo que hacer para obtenerlo. Sólo bastó unos minutos con el Maestro para darse cuenta que Él merecía ¡TODO!
Algo que me impactó al leer el capítulo fue la declaración de Jesús: “…en todo el mundo se recordará y se hablará de esta mujer.” Estamos en el siglo XXI y ¡todavía lo estamos haciendo!
Así nosotros, debemos entregar toda nuestra vida al Señor, debemos quedarnos con nada, tomando en cuenta que al entregarla, quebramos nuestro alabastro a Sus pies.
ORACIÓN:
Señor, rindo mi vida a tus pies, quebranto mi vida y mi corazón, para que brote de mi ser el grato olor y llegue a tu presencia como ofrenda ante tu altar. Amén.
“ROMPAMOS NUESTRO ALABASTRO”
Te vuelvo a preguntar: ¿CUÁNTO VALE TU VIDA?
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