“Mas el justo vivirá por fe; pero si retrocede, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.” (Hebreos 10:38, 39 RVR95)
Hace poco escuché una frase que sacudió todo mi ser: “Si satanás no se quiere rendir, ¿por qué tú sí?”. Eso me hizo pensar lo fácil que sucumbimos a cualquier situación que se nos presenta. ¿No es cierto?
La Palabra dice: “Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quién devorar.” (1 Pedro 5:8 RVR95)
Nunca se cansa de asediar a su presa hasta atraparla. Él no se rinde.
¿Qué estás esperando? ¿Desde cuándo estás orando?¿Estás a punto de desistir, de dejar la situación y suceda lo que suceda?
Sí. A veces nos cansamos de pelear, al ver que después de tantos años nada sucede. Pero justamente es ahí, en ese momento, en que tenemos que levantarnos y seguir más fuerte que nunca. No podemos desistir, no nos podemos rendir.
¿Qué circunstancias te rodean? No nos podemos rendir ante una enfermedad, cuando sabemos que Jesús la clavó en la cruz. Hay una promesa; así que, tenemos que seguir golpeando hasta que caiga de nuestro cuerpo y mente todo espíritu de enfermedad que nos agobia y toda situación adversa.
¡ÉL NO SE RINDE! ¿POR QUÉ TÚ SÍ?
Últimamente hemos escuchado que muchos matrimonios cristianos se están divorciando. Qué fácil es rendirse sin pelear, en oración, por supuesto. No te rindas, pelea, en oración para arrebatar a tu cónyuge de las manos del enemigo, para poder perdonar, y para restaurar la relación.
Sí, no es fácil, pero cuando conocemos a nuestro Dios y sabemos de qué es capaz, entonces le CREEMOS, perdonamos, nos llenamos de Su presencia y Él, en Su infinita misericordia, restaura. No te dejes arrebatar por el diablo.
¡Él no se rinde! ¿Por qué tú sí?
En un estudio de células leímos que la Biblia nos da una definición de lo que es la victoria: “Nosotros ganamos, no cuando conseguimos lo que queremos, sino en el momento en que creemos”. ¿Cierto?
“Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”. (1 de Juan 5:4b)
Hoy me comentaba una persona que, en la madrugada tenía un fuerte dolor, y se quedó orando y alabando al Señor, depositando su fe en lo que Él podía hacer; lo que ella sabía y conocía de su Dios. ¿Sabes qué sucedió? Por la mañana Él la sanó.
¡Él no se rinde! ¿Por qué tú sí?
Las circunstancias que estamos pasando en el presente, no definen nuestro destino. Lo que define nuestro futuro, es Su majestad y presencia en medio de nuestras circunstancias.
Quizá está a la vuelta de la esquina tu respuesta, tu salvación, la restauración de tu matrimonio, tu familia, tu sanidad… ¡NO TE RINDAS!
Satanás, no se cansa de hacernos caer, pero nosotros no descansaremos de creer y confiar en que el Señor lo hará.
¿Quieres agradar a Dios? ¡NO TE RINDAS!
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