Ilusión o fe verdadera

Por Staff

«Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.» (Hebreos 11:1 RVR1960)

 

Quizá te parecerá extraño el título, pero te pregunto ¿tu fe es una ilusión o una fe verdadera? 

 

Muchos nos desilusionamos de Dios cuando no contesta nuestra oración como queríamos. Esta es una fe de ilusión.

 

“Yo quiero que de esta forma respondas a mi demanda”. Pero no sucede así. La manera como Él nos responde es diferente y entonces hay DESILUSIÓN.

 

También hay una fe “arrogante”, cuando nos enfrentamos a situaciones que Él no ha dicho cómo debemos enfrentarlas, pero nosotros anteponemos lo que creemos que es nuestra fe. Y la verdad es que queremos hacer nuestra voluntad neciamente.

 

Lo más importante en nuestras peticiones es esperar el tiempo de Dios y Su voluntad, y como dice la Palabra:

«Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.» (Eclesiastés 3:11 RVR1960)

 

La fe verdadera espera el tiempo y la voluntad del Señor con toda certeza.

 

Pero la “fe arrogante” crea su propia respuesta y la cree, pero el fin es muerte, como pasó con el rey Josafat:

«Y Sedequías hijo de Quenaana se había hecho unos cuernos de hierro, y dijo: Así ha dicho Jehová: Con estos acornearás a los sirios hasta acabarlos. Y todos los profetas profetizaban de la misma manera, diciendo: Sube a Ramot de Galaad, y serás prosperado; porque Jehová la entregará en mano del rey.» (1 Reyes 22:11-12 RVR1960)

 

Estas palabras son de profetas que endulzaban los oídos del rey, las cuales terminaron siendo mentira, pues el rey murió en esa batalla, la cual nunca debió pelear.

 

Estas son las palabras de un profeta verdadero de Dios:

«Y Micaías respondió: Vive Jehová, que lo que Jehová me hablare, eso diré.» (1 Reyes 22:14 RVR1960)

(Por favor lee este pasaje para enriquecer esta meditación)

 

Cuando Dios no nos habla, ni nos movamos; pues nuestra fe arrogante nos puede engañar.

 

“Es pues la fe, LA CERTEZA”: Es lo que has oído de la voz del Señor, lo que en tu espíritu sabes porque sabes que es verdad, porque lo has escuchado de Sus propios labios.

 

Por eso debemos tener mucho cuidado de  tener una “ilusión” como fe; o una “fe arrogante”, que nos inclina a hacer lo que Dios no nos dijo que hiciéramos, pero igual lo hacemos.

 

Lo mismo que hizo Saúl:

«Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba. Entonces dijo Saúl: Traedme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto. Y cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl salió a recibirle, para saludarle. Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los filisteos estaban reunidos en Micmas, me dije: Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto. Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre.» (1 Samuel 13:8-13 RVR1960)

 

Una FE ARROGANTE, es hacer lo que queremos, sin importar lo que Dios ha dicho, sino lo que deseamos, como en el caso de Saúl.

 

¡Qué peligroso exponer de esta manera la Palabra de Dios!

 

Definitivamente cuando nuestra fe es verdadera pasará lo siguiente:

Dios, hablará a nuestro corazón y habrá una certeza

«…porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir.» (S. Lucas 12:12 RVR1960)

 

Así que, analiza tu fe y pídele a Dios que sea siempre la que escucha Su voz para ejecutarla.

“ES PUES LA FE LA CERTEZA…”

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