“Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra.” (Salmos 2:8 RVR1960)
Tenemos un Padre extremadamente rico el cual es dueño de países, de naciones ¿lo sabías? Además, nos quiere bendecir cada día. ¿Por qué vivir como mendigos si Él es nuestro Padre?
Pero para poder recibir de Él necesitamos dejar de compararlo con nuestro padre terrenal, Él es Dios, Él es nuestro Padre y nos ama de una manera incondicional.
Pídeme, dice. Esto nos hace pensar que es un Padre que anhela darnos un bien.
¿Qué dice la Palabra?: “Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.” (Santiago 1:17 RVR1960)
Lo que Él da, siempre será bueno, no lo dudes; ¿entonces por qué no te acercas y pides?
Quitemos de nuestro pensamiento la idea de un padre egoísta, de un padre terrenal. Él entra en otra categoría, es el Padre Celestial, y quiere bendecirte. ¡Acércate!
Dejemos atrás todos nuestros prejuicios y acerquémonos confiadamente a su trono partiendo de esta Palabra:
“¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (S. Lucas 11:11-13 RVR1960)
¡Es un padre que está dispuesto a darte una nación! ¿Cuánto más no nos dará?
¿Necesitas salud? Acércate confiadamente.
¿Necesitas un trabajo? Pídeselo.
¿Necesitas armonía en tu hogar? Clama por ello.
¿Necesitas amar y perdonar a tu cónyuge? Pues ruega que derrame ese amor.
“Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.” (Santiago 4:3 RVR1960)
Aprendamos a pedir, aprendamos a ser bendecidos, aprendamos a acercarnos a nuestro Padre Celestial: “…y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.” (1 Juan 3:22 RVR1960)
“Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.” (1 Juan 5:14)
¡Además, no escatimó ni a Su propio Hijo! ¿Cómo no nos dará todas las cosas?
¡ANDA, PÍDEME Y TE DARÉ POR HERENCIA LAS NACIONES!
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