Salto de alegría

Por Staff

«Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.» (S. Lucas 1:41-45 RVR1960)

¿Qué es lo que te hace saltar de alegría?

¿El gol de tu equipo favorito? ¿Cuando recibes un regalo que deseabas con todo tu corazón? ¿Cuando te dan la noticia de que vas a ser padre o madre? ¿Qué es lo que nos hace saltar de alegría?

 

Al oír la salutación de María, el bebé de Elisabet saltó en su vientre. ¿Cómo sucedió esto? Podrías decir: “toda mujer embarazada lo ha experimentado”. Ciertamente, pero lo que sucedió entre María y Elisabet fue diferente.

Porque este “salto de alegría” no es un salto común. En la Biblia existen otras palabras que expresan el gozo, pero éste, SKIRTAO, es en otro nivel.

 

Primeramente quisiera explicar este verbo: “SALTAR”, viene del griego “SKIRTAO”, literalmente significa “saltar de alegría”. Nos habla de un gozo que nos hace saltar o mover con alegría. Con saltos que agradan al verlo, pues sabes que manifiesta el gozo del Señor.

Tal como lo dice la Palabra: “has cambiado mi lamento en danza”. Pues hemos sido reconciliados con Dios (Sal. 30:11)

 

¿Sabes qué había en torno a Elisabet y María? La visitación del Espíritu Santo.

¿Qué tenían estas dos mujeres? Elisabet: mujer espiritual, guiada siempre por el Espíritu Santo, esposa fiel, mujer de fe, paciente, con una fe inquebrantable para creer que Dios iba a cumplir la promesa, y concebir a un varón, el cual iba a llegar a ser muy grande; claro, después de Jesús.

 

Sin olvidar que ella era estéril, y de edad avanzada para poder dar a luz y educar al niño. Pero esta situación era lo de menos, pues Dios le estaba dando la promesa esperada por tanto tiempo: “LA LLEGADA DEL SALVADOR”.

 

Elisabet y su bebé, al oír la salutación de María, tuvieron esta gran experiencia de “SKIRTAO”. Y dice la Palabra que fue llena del Espíritu Santo. Aunque Juan no había nacido, respondió con el gozo que se encuentra en la presencia de Jesús.

Este verbo “SKIRTAO” se da cuando la presencia de Jesús está palpable en nuestra vida, sólo en Su presencia.

Y Elisabet lo expresa: “¿Por qué se me concede esto a mí que la madre de mi Señor venga a mi?”. Sólo en la presencia de Jesús la promesa fue revelada.

 

Déjame decirte un detalle importante, Elisabet era esposa de un sacerdote, mientras María era sólo María, y ante esta posición ella pudo rebelarse y decir a Dios: ¿por qué a ella y no a mí? Pero no fue así. Ella con su actitud humilde y en la presencia de Dios, se produjo dentro de ella “este salto de alegría”, y pudo ver el gran privilegio que se le concedía.

 

Otro pasaje donde se describe este salto de alegría, este SKIRTAO es:

“Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas.” (S. Lucas 6:22-23 RVR1960)

 

«Qué bendiciones les esperan cuando la gente los odie y los excluya, cuando se burlen de ustedes y los maldigan, como si fueran gente maligna, porque siguen al Hijo del Hombre. Cuando les suceda eso, pónganse contentos. ¡Sí, salten de alegría, porque les espera una gran recompensa en el cielo! Y recuerden que los antepasados de ellos trataron a los antiguos profetas de la misma manera.» (Lucas 6:22-23 NTV)

 

¡Este “salto de alegría” lo entendemos mejor! En el primer pasaje con el embarazo de María, pero en el segundo pasaje, ¿qué es lo que Dios quiere que hagamos? 

 

Al igual que Juan, debemos saltar de alegría cada vez que encontramos la presencia de Jesús. Debemos saltar de alegría cada vez que sufrimos. Debemos saltar de alegría cada vez que nos encontremos con sentimientos heridos, traición o rechazo. ¡Difícil! ¿verdad?

Déjame decirte que no hay una explicación lógica para este tipo de respuesta, pero es una respuesta saludable para nuestra alma, cuerpo y corazón. Sólo se puede saltar si pasamos tiempo en Su presencia.

Su presencia nos permitirá “skirtao” en el peor momento de nuestra vida.

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