¿Cómo es eso?

Por Staff

«Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra. Cantad la gloria de su nombre; Poned gloria en su alabanza.» (Salmos 66:1-2 RVR1960)

¿Cómo podemos poner “GLORIA EN SU ALABANZA”? ¿Se puede hacer eso?

¡Claro que sí! Cuando hemos recibido a Jesús como nuestro Señor, le reconocemos como nuestro Dios y nos entregamos a Él y nos enamoramos de Su persona.

 

Porque cuando te has enamorado de alguien, sólo deseas hablar de tu amado, decir lo mejor de él, describir todas las cualidades que tiene.

 

“Añadir gloria en Su alabanza”, es cantar con todo nuestro entendimiento.

“Añadir gloria en Su alabanza”, es cantar con fe, creyendo que lo que cantamos es verdad.

“Añadir gloria en Su alabanza”, es poner todo lo que somos, nuestro pensamiento, nuestra alma, todo lo que somos, en Él, quien es todo, en todo.

“Añadir gloria en Su alabanza”, es alinear todo nuestro pensamiento en Su magnificencia.

 

«Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.

¿Cómo sucedió esto? Añadiendo gloria en la alabanza.

Estaban “todos juntos”, “unánimes”, “de común acuerdo”. Lo que estaban haciendo en el pentecostés, es la palabra “jomothumadon”. Jomos, mismo, y thumos mente.

 

Estaban todos unidos, todos buscando una misma cosa, todos con un mismo anhelo. Con la misma intención. No anhelaban otra cosa sino recibir al Espíritu Santo. Fue en esa unidad que recibieron el poder para transformar las naciones. Esa unidad provocó un tiempo glorioso en la presencia de Dios. Tanto que había manifestaciones del Espíritu Santo.

 

¡Qué esperamos nosotros para tenerte el mismo anhelo, la misma intención!

Vamos Iglesia, vamos a unirnos en los momentos de alabanza y adoración y añadamos a nuestra alabanza la gloria de Dios; porque sólo entonces Su gloria se derramará sobre nosotros.

 

No olvidemos que “añadir gloria en Su alabanza” es una entrega total y fe a quien es Él, pero sobre todo, como dijo el salmista: «Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas, Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario.» (Salmos 63:1-2 RVR1960)

 

¡”AÑADAMOS GLORIA EN SU ALABANZA”!

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