«Se llenó de amargura mi alma, Y en mi corazón sentía punzadas.» (Salmos 73:21 RVR1960)
Primeramente conoceremos la raíz etimológica de la palabra, y ver en su definición los estragos que hace en nuestra vida:
Amargura: pilkria, palabra griega que significa punzante, específicamente veneno, atravesar, perforar, amargo. Es decir, que una persona con amargura en su corazón, literalmente destila veneno, perfora el alma de las personas con sus palabras, es punzante como un cuchillo, y sobre todo, su sabor es amargo.
Es una forma de depresión donde la persona se enfoca negativamente en su mundo, pensando que ha sido tratada injustamente. Acompañada de resentimiento y deseos de venganza. Y para terminar este punto, la amargura es la falta de perdón.
Y déjame enfatizar su definición:
La palabra amargura significa: “aflicción, sinbor, disgusto, pesadumbre, melancolía.”
La amargura es el resultado de un resentimiento.
Este sentimiento es lo más triste en la vida, pues acaba con un matrimonio, con hermanos, con amigos y con la vida del ofendido y del ofensor, y ofensor imaginario (ya que muchas veces el ofendido toma todo como ofensa).
Llevar el dolor día tras día, año tras año, sin poder perdonar y guardar todo como si fuera el primer día. La amargura es así, tiene una buena memoria.
Síntomas de la amargura:
La amargura no refrena su boca. Job 7:11
La amargura siempre critica. Números 12:1-2
La amargura se queja todo el tiempo, si está bien o mal. Números 11:4-6
La amargura maldice. Hechos 11:23
La amargura hace perder el ánimo. Job 21:25
La amargura te hace llorar y no orar. 1 de Samuel 1:10
La amargura no te deja mirar otra cosa. Job 17:2
La amargura te tiene en prisión. Hechos 8:23
La amargura contamina. Hebreos 12:14-15
A la amargura no le importa perder relaciones importantes, se aferra a su ofensa. Proverbios 18:19
La amargura tiene deseos de control, pero no se puede vivir con ese pensamiento, pues detonaría en ansiedad y depresión.
Antídoto contra la amargura:
El único remedio para la amargura es el perdón.
Esto es conocido y expresado por pastores, psicólogos y consejeros.
El perdón es dejar de sentir el dolor que nos han causado por la ofensa.
Nos acordaremos, pero no nos causará estragos en nuestra vida, como dice en Job: «Y olvidarás tu miseria, o te acordarás de ella como de aguas que pasaron.» (Job 11:16 RVR1960)
El perdón es decidir soltar los resentimientos y pensamientos de venganza.
El perdón es decidir renunciar a nuestros derechos de pedir justicia.
El perdón es decidir amar.
El perdón es decidir vivir libre de ataduras.
El perdón es decidir continuar con nuestra vida y cuidar a los demás, vivir en paz con todos, como lo dice en su palabra:
«Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;» (Hebreos 12:15 RVR1960)
¡El perdón es una decisión!
Pues la amargura tiene buena memoria no lo olvides.
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