«Los envió, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles: Subid de aquí al Neguev, y subid al monte, y observad la tierra cómo es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso; cómo es la tierra habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas; y cómo es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no; y esforzaos, y tomad del fruto del país. Y era el tiempo de las primeras uvas.» (Números 13:17-20 RVR1960)
Se dice que los ojos son la ventana del alma; y tú sabes que una mirada dice mucho, “una mirada vale más que mil palabras”, ¿no es cierto?
¿Cómo miramos cuando miramos? Una mirada refleja odio, amor, enojo, ternura. Tantas emociones como quieras expresar, tus ojos hablan.
Moisés, manda a doce espías a reconocer la tierra de Canaán, pero sólo dos miraron diferente, observa: JOSUÉ Y CALEB NO VIERON LOS GIGANTES
«Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.» (Números 13:32-33 RVR1960)
Pero otros dijeron: «Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y éste es el fruto de ella. Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac. Entonces Caleb hizo callar (pues estaban haciendo desmayar el animo al pueblo)al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos.» (Números 13:27-28, 30 RVR1960)
Muy interesante ¿no crees? Unos muy negativos y otros muy positivos ¿Cómo vemos cuando vemos?
La manera cómo miremos la oportunidad, venceremos o nos frustraremos, esto es verdad.
Definitivamente que los ojos son el reflejo del alma. Sólo dos captaron la bendición de la tierra, y los otros diez, la perdieron ¡qué triste!
Josué ni Caleb vieron los gigantes, vieron la oportunidad y la aprovecharon, callando las voces que no eran correctas.
DAVID NO VIÓ A GOLIAT
«Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía de altura seis codos y un palmo. Y traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla; y era el peso de la cota cinco mil siclos de bronce.» (1 Samuel 17:4-5 RVR1960)
David no vió estatura, ni lo que él podría hacer con todo su armamento, ni se fijó en el tiempo que llevaba este paladín amedrentando al pueblo. Sólo tuvo el coraje para dar a conocer el poder de su Dios.
Estas fueron sus palabras:
«Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestia, de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.» (1 Samuel 17:45-46)
Y así lo hizo Dios. Entraron a la tierra, disfrutaron sus delicias, su fertilidad, y los otros la vieron de lejos.
ABIGAIL NO VIÓ LA MASACRE
«Pero uno de los criados dio aviso a Abigail mujer de Nabal, diciendo: He aquí David envió mensajeros del desierto que saludasen a nuestro amo, y él los ha zaherido. Y aquellos hombres han sido muy buenos con nosotros, y nunca nos trataron mal, ni nos faltó nada en todo el tiempo que anduvimos con ellos, cuando estábamos en el campo. Muro fueron para nosotros de día y de noche, todos los días que hemos estado con ellos apacentando las ovejas. Ahora, pues, reflexiona y ve lo que has de hacer, porque el mal está ya resuelto contra nuestro amo y contra toda su casa; pues él es un hombre tan perverso, que no hay quien pueda hablarle.» (1 Samuel 25:14-17 RVR1960)
Abigail, esposa de Nabal, hombre perverso, evita que David arrase con todo lo que pertenece a su esposo, ella no vio el ejército de David que venía contra toda su casa por causa del necio Nabal. Quería evitar una catástrofe y derramamiento de sangre:
«Y cuando Abigail vio a David, se bajó prontamente del asno, y postrándose sobre su rostro delante de David, se inclinó a tierra; Ahora pues, señor mío, vive Jehová, y vive tu alma, que Jehová te ha impedido el venir a derramar sangre y vengarte por tu propia mano. Sean, pues, como Nabal tus enemigos, y todos los que procuran mal contra mi señor.» (1 Samuel 25:23, 26 RVR1960)
No debemos ver nuestras circunstancias, que por supuesto, no podemos ignorar, pero podemos actuar viéndolas a la luz de la Palabra. Por eso debemos cuidar cómo vemos cuando vemos.
¿Vemos a nuestro enemigo más grande que nuestro Dios, o viceversa?
¡TÚ DECIDES!
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