La misma esencia

Por Staff

«Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.» (S.Juan 19:26-27 RVR1960)

 

Qué experiencia tan maravillosa el poder dar vida en tu vida ¿no es cierto?

Una de las cosas más impactantes de ser madre, no es sólo dar la vida a un ser. Es todo lo que representa el sentimiento de serlo.

¿De dónde proviene esta esencia? Pero antes de contestar esta pregunta déjame hacer resaltar algo importante.

¿Qué motivó a Jesús, que en ese preciso momento de su muerte en la cruz, le dice a Juan: “he ahí tu madre”?

 

Habla del sentimiento tan fuerte de una madre, y por supuesto, de la necesidad del hijo.

Ahora bien, déjame contestar la pregunta: esta esencia viene de lo alto.

Porque una madre es tierna.

Una madre es amorosa.

Una madre es comprensiva. 

Una madre es protectora.

Una madre es incondicional. 

Una madre  es virtuosa.

Una madre es sacrificada…

Podríamos seguir con nuestra lista interminable.

 

Cuando Jesús dice estas palabras hablaba de la necesidad de sentirse amado y protegido, como hijo, seguro en su compañía.

 

Me contaba una persona de cincuenta años, que cuando su madre comenzó a darle un pequeño masaje, pues le dijo que se sentía muy cansada, este acto le remontó a su tiempo de infancia, cuando en compañía de su madre, ella se sentía protegida, mimada, segura, plena. Aún en nuestra edad madura, siempre vamos a sentir la necesidad de ese toque tierno.

Todas estas características de una madre sólo pueden venir de Dios, no hay en otro ser todas estas cualidades más que en Nuestro Padre.

Él ha derramado sobre cada mujer Su esencia para que sean Sus brazos, para que sientan en momentos de vulnerabilidad, Su presencia que se hace real.

Porque:

Él es nuestra seguridad.

El es nuestra confianza.

El es bondadoso.

Sólo en Sus brazos estamos seguros.

Tiene un amor incondicional 

Él ha dado todo, incluso Su vida.

No terminaríamos todo lo que Él es para nosotros.

 

Así que, mujer: “Dios ha derramado Su esencia en ti para repartir, no sólo a tu familia, sino a todos aquellos que necesiten el toque de una madre, si la han perdido”.

Gracias por todos tus cuidados, gracias por tu entrega aún cuando estás cansada y no puedes más. Gracias por tener el corazón del Padre para nosotros.

Hemos oído, la Biblia lo dice: “MUJER VIRTUOSA QUIÉN LA HALLARÁ, YA NO BUSCO MÁS, PUES ESTÁ EN CASA”.

 

“FELICIDADES MUJER”

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